H
Héroe.- Un héroe sería completo si tuviese la
cabeza de César y y el corazón de Washington.
El
heroísmo es una locura sublime.
Si Alejandro, César, Napoleón y otros héroes,
hubiesen tenido la sinceridad de transmitirnos las casualidades y las intrigas
conque ganaron tantas batallas, muy poco tendríamos que atribuir a su valor y
táctica.
Hipócrita.- Los golpes de pecho que se dan
los hipócritas, son dignos para llamar al diablo a que se apodere del corazón
de ellos.
Los hipócritas son los contrabandistas del
vicio.
La hipocresía es un monstruo que se alimenta
de la virtud.
Huid de un hipócrita mucho más que de un
ateísta.
El primero es un demonio encarnado; y el segundo un mal hombre. Este
blasfema de Dios; aquél se burla. El ateísta puede tener algunas virtudes morales; el hipócrita está en disposición de no tener ninguna. El ateísta peca
como hombre; pero el hipócrita es un vicioso por cálculo, como el demonio.
Se puede ocultar la hipocresía por algún
tiempo y pasar por un hombre virtuoso; pero al fin se da a conocer, como estos
fuegos subterráneos que tarde o temprano hacen su erupción.
Es tan criminal tratar de hipócritas a los
virtuosos, como tratar de virtuosos a los hipócritas.
Hombres.- Hay muchas definiciones del hombre.
La más común: el hombre es un animal racional, parece a muchos que es
implicatoria. La palabra animal nos da la idea de bruto, o irracional, así que
la citada definición querrá decir: el hombre es un irracional racional. Pienso
que es mejor esta definición: el hombre es un animal que quiere hacer figura en
este mundo.
Los hombres desean ser más ricos que sabios,
porque cuidan más del cuerpo que del espíritu. Pero por una de las
contradicciones de la especie humana, no sienten tanto que los llamen pobres,
cuanto ignorantes o tontos.
El
hombre tiene tres cosas dignas de aprecio, cuya pérdida es fácil, y su
recuperación bien difícil; y sin embargo, cuida muy poco de ellas: la salud, la
fama y la conciencia.
El hombre de ingenio es como un árbol frutal,
que por coger sus frutos todos lo maltratan.
No
debe causarnos admiración viendo a los hombres cometer los mayores crímenes;
debemos, al contrario, admirarnos, si los viésemos practicando algunas
virtudes. En una naturaleza corrompida la regla es obrar mal; y las obras
virtuosas son una excepción.
Si el
hombre se conociese a sí mismo, podría conocer todas las cosas. El es un
compendio de la naturaleza; pero hay una
distancia infinita entre el hombre y su razón.
Nadie puede conocerse perfectamente, porque
el conocerse a sí mismo es propio de la Divinidad. En el cielo se conocerá el
hombre; porque allí será semejante a Dios.
Cuando llora el hombre es digno de risa; y
cuando se ríe es digno de llanto. La grandeza del hombre y sus lágrimas hacen
un contraste ridículo; y su miseria con su alegría presentan la imagen de un
niño, que excita nuestra compasión y ternura.
La
miseria del hombre no consiste tanto en ser miserable, cuanto en no conocer que lo es.
El que conoce su miseria, hace esfuerzos para
elevarse a su origen que fue la grandeza; así como el que conoce el naufragio
procura ganar el puerto.
¿Por qué la generación y el nacimiento del
hombre son ocultos y su muerte pública? Porque es mayor miseria nacer que
morir.
Los
hombres son como los números, que por sí mismos significan muy poco; su mayor o
menor valor dependen del lugar que ocupan.
El hombre se irrita más contra su bienhechor
que contra el que le hace mal, por razón de que es más ingrato que vengativo.
La
razón del hombre es más dócil que su corazón. Si la religión no consistiese más
que en misterios, sin moral alguna o con una moral halagüeña, la razón no
tendría embarazo para someterse. Pero el corazón repugna la austeridad de la
moral evangélica, y manda a la razón que se oponga. Véase el origen de la
incredulidad.
¿Por qué el corazón del hombre es un abismo?
Porque lo son los objetos que han de ocuparlo: la gloria o el infierno.
Si pudiese haber entre los hombres un
omnipotente, ciertamente no sería otro que un tonto; porque éste hace y dice
cuanto quiere.
El hombre es un bajel que surca el mar de
este mundo; su piloto es la razón, los marineros las pasiones. Pierde el piloto
el rumbo, y toda la tripulación se pone en inquietud, furor y desesperación.
Cuatro pocos hacen toda la dicha del hombre,
según el mundo. Un poco de locura, un poco de libertinaje, un poco de devoción
y un poco de ciencia. El primer poco sirve para emprender cosas arduas y ganar
fama, según aquello de . . . . audaces fortuna juvat. . . El segundo poco, para
disfrutar de. .., y de…, para entrar en algunas intrigas ventajosas y para no
padecer escrúpulo de conciencia. El tercero y cuarto sirven para adquirir
dinero, empleos y dignidades.
El
juicio del hombre es un astro que gira alrededor de su centro, que es la
verdad. Se aumenta o disminuye su luz, a proporción de su distancia al centro.
No hay animal que tenga mejor olfato que el
hombre. Haz algo y verás cómo lo huelen, aunque lo hagas con el mayor
secreto.
Tres clases de hombres no tienen derecho a
quejarse del mal que les suceda: el que no cuida de su hacienda; el que no
cuida de su mujer, y el que no cuida de su salud.
El
hombre es un imán que tiene fuerza de atracción y repulsión: la riqueza y la
pobreza.
El hombre que desprecia el honor, trabaja sin
saberlo, en el establecimiento de su gloria.
La
naturaleza ha dado cabellos y barba a los hombres para distinguir su edad;
porque por sus acciones siempre es niño.
Habría menos males físicos y morales en el
mundo, si los hombres fuesen más liberales en dar dinero que remedios y consejos.
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