{T}
Tiempo.- El tiempo y la eternidad son dos
círculos concéntricos que abrazan el mundo visible y el invisible.
Menos malo es disipar el dinero que el tiempo.
Tirano.- El tirano es el fruto de la
abyección de un pueblo.
Una nación abatida, cuando quiere
deshacerse de un tirano, crea otros.
Tontos.- Los tontos son necesarios en la
sociedad, como las sombras para la perfección de un cuadro.
Traidores.- Los traidores son como los
niños, que se asustan cuando los sorprenden en alguna travesura; pero nunca se
enmiendan.
Tribunos.- Los tribunos romanos eran
despreciables y contenían los excesos de la aristocracia y del Senado, porque
se apoyaban en el pueblo. Los tribunos americanos se apoyan en la prensa, y el
pueblo los conoce y los desprecia. De aquí resulta que algunas veces atacan la
aristocracia, y otras la lisonjean. Quieren extinguir la clase privilegiada de
los militares y se valen de ellos para una revolución o para tener empleos.
{U}
Universidad.- Si quieres graduarte, dice un escritor, no te
faltará universidad silvestre en que te digan: accipiamus pecuniam et mittamus
asinum in patriam suam. Las universidades silvestres causan más daño a la literatura
y a las ciencias que los bárbaros del Norte cuando declararon la guerra contra
ellas en las provincias meridionales de la Europa.
Se
venden grados en algunas Universidades como se hace con los efectos en un
mercado; con esta diferencia: que el vendedor de grados es un ridículo y los
otros no lo son.
{V}
Valor.- El valor es una virtud que no teme
el peligro sino cuando está remoto.
Vasallo.- El vasallo es infatuado; el
ciudadano es loco; el hombre religioso es cuerdo. El primero tiene puesta su esperanza
en el palacio; el segundo en el pueblo, y el tercero en el cielo.
Vejez.- El mayor castigo de los vicios de
la juventud es la vejez, y el premio más grande de la virtud de la juventud es
la vejez. ¿Y puede haber hombre más respetable que un anciano virtuoso? Este,
por su sabiduría, es un oráculo, la imagen de la eternidad de Dios. Antiquus
dierum . . . capilli capitis ejus quasilana munda. (Dan).
Vengativo.- No hay espectáculo más bello
para el vengativo, que el enemigo muerto.
Verdad.- Si la verdad fuera vestida, todos
la desnudarían para verla; pero siendo ella desnuda, cada uno quiere vestirla a
su gusto.
Tertuliano decía que la verdad se hallaba siempre entre dos ladrones,
aludiendo al suceso del Calvario. ¿El Ecuador será la verdad entre la Nueva
Granada y el Perú, que tienen usurpado el territorio por el Norte y por el Sur?
Vicio.- Jamás quiere el vicio presentarse
con su propio ropaje,, sino con el de la virtud. Las costuras, el corte, el
color de estos ropajes son los mismos; pero la materia es distinta. De aquí
resulta que los que saben discernirla no
se dejan engañar de la apariencia.
Vida.- La vida no es otra cosa que un apoyo para saltar de la cuna al
lecho de muerte.
La
vida no es más que una escuela en que aprende el hombre su miseria: la ultima
lección es la miseria.
¿Por qué se ama tanto la vida? Porque le es
prohibido al hombre existir eternamente en este mundo.
Si estuviese condenado a
vivir para siempre, sus deseos serían al contrario.
La vida es como la moneda, que circula
entre todos; pero que pocos la emplean bien.
Virginidad.- La virginidad es una con dos
respectos: virginidad solitaria y virginidad social o matrimonial. La primera
representa la unidad de Dios; la segunda la Trinidad de personas: padre, madre,
hijo. La iglesia prefiere la virginidad solitaria porque, prescindiendo de
otras razones, lo primero que es la unidad de Dios: credo in unum Deum . . .
Jesucristo, enseñando la forma del bautismo antepuso la unidad de Dios a la
Trinidad: baptizantes eos in nomine . . . La unidad de Dios ha sido conocida de
todos los pueblos de la tierra antes de la Trinidad: es el atributo más
sencillo, y por consiguiente el más acomodado a la capacidad del hombre. La
naturaleza misma tiende a la unidad: todo es uno en su línea; muchos en numero,
y una sola cosa con relación al sistema de la naturaleza. Es, pues, la
virginidad solitaria el símbolo de la unidad de Dios, y de la unidad de la
naturaleza.
Virtud.- La virtud es el antídoto contra el
veneno de la mala fortuna.
Las
virtudes son la escala por la cual se sube al cielo, como la que vio Jacob.
Nadie sube una escala sin agobiarse; así el hombre va por la escala de las
virtudes, agobiado con el peso de las tribulaciones.
Una virtud no repara todos los daños
causados a ella por el vicio opuesto a ella.
El
vicio comienza deleitando, y al fin molesta; la virtud molesta al principio y
al fin deleita. El hombre prefiere el deleite presente al futuro: véase por qué
el vicio tiene más secuases que la virtud.
¿Y qué es lo que suple la falta de
deleite, cuando se comienza a practicar la virtud? El premio. Luego una
sociedad en que no se premia la virtud, o se premia el vicio, carece del único
resorte que hace a los hombres virtuosos.
¿Tienes virtudes? –Procura ocultarlas. La
virtud se evapora en la publicidad, como un licor espirituoso en el aire. Por
esto decía un filósofo de la antigüedad: “Jamás he vuelto a mi casa conforme
salí de ella”-.
La virtud pobre vive en el santuario; la
virtud con dinero en el mundo.
Voltaire.- Voltaire miraba la religión como
el templo de Salomón y las pirámides de Egispto. Llamaba iglesia de aldea al
templo de Salomón; y a los egipcios pobres albañiles.
{W}
Washington.- Washington habría sido menos
célebre, si hubiese libertado su patria en este siglo. Toso su mérito consiste
en haber ejecutado con prontitud lo que en ambos hemisferios proyectaban los
sabios.
{Z}
Zelo.- No hay cosa que pida más discreción
que el zelo. Los padres a sus hijas y los maridos a sus mujeres, no deben dar a
entender el por qué de su zelo. Obrar de otro modo es incitar el objeto de que
se quiere apartar.
Los literatos son más zelosos de su ingenio que las mujeres de su
hermosura.
Dedicado a Karen
Torres por su amable paciencia, presencia y su fiel atención.
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