I
Iglesia:
La iglesia es un campo que jamás se
esteriliza. Si no vemos cada día la fecundidad admirable de sus primitivos
tiempos, es porque falta la causa que la sacaba a luz. Los mártires de la
Francia del siglo pasado hubieran muerto ignorados sin la revolución.
La fusión de la iglesia con el Estado es el
error de los reformadores del siglo XVI. La separación de la Iglesia es el de
los radicales del siglo XIX. Bossuet les anunció a los protestantes que sus
doctrinas conducían al ateísmo: la profecía de Bossuet está cumplida.
Ignorancia.-
La ignorancia tiene su vida en un orden inverso a la del hombre. En su infancia
o en su juventud puede morir con facilidad, menos en su vejez.
El
hombre es un ser finito, pero tiene una cosa infinita: la ignorancia.
Ingenio.-
Nadie come pan por su ingenio, sino por su ingeniatura.
Algunos
piensan suplir la falta de ingenio con una buena biblioteca, como aquellas
personas que quieren ocultar la palidez del rostro con el colorete.
Los
ingenios, talentos y genios son plantas
indígenas de las regiones equinocciales, tropicales y polares.
Cultívense estas plantas en todas partes y se verán sus frutos.
Los ingenios de partido son como las
golondrinas, que hacen giros en un espacio determinado aunque vuelen todo el
día.
Un
hombre de ingenio con bastante erudición
y una imprenta libre, puede trastornar un reino con más facilidad que César y
Napoleón al frente de sus ejércitos.
La tontería no consiste tanto en carecer de
ingenio, cuanto en no tener juicio.
El ingenio
y la reflexión se oponen muchas veces a la sinceridad y a la franqueza. Por
esto se dice vulgarmente que los niños y los locos hablan la verdad.
El ingenio es como el terreno, que si no es
fecundo vale muy poco o nada.
Inquisición.-
Cada uno cuenta de la Inquisición y de la feria como le va en ellas.
J
Juicio.-
No es el mayor loco el que ha perdido enteramente el juicio, sino el que,
teniéndolo, no quiere juzgar bien.
Más vale una onza de juicio que cien libras
de ingenio.
Juventud.-
La juventud es un rayo cuyos desastres muy pocos saben evitarlos.
Una
edad joven y una moral vieja son la única y verdadera felicidad del hombre en
este mundo.
Justo.-
El justo es un ser extraordinario; y véase el origen de sus padecimientos. Lo
que es común no inquieta la vanidad del hombre.
Si el
oro, la plata, las piedras preciosas. . . tuviesen conocimiento y resistiesen a
nuestros caprichos, serían el objeto de nuestro odio.
Los
justos desprecian el favor popular y el favor aristocrático, porque el uno es
inconstante y el otro ridículo. Vanitas vanitatum el omnia vanitas.
K
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