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domingo, 1 de septiembre de 2019

OBSERVACIONES SOBRE EL CLIMA DE CUENCA




Por clima entienden los geógrafos el grado de latitud de un país; pero como éste se manifiesta frío ó cálido, según los diversos grados de latitud, de aquí la palabra clima ha venido á ser sinónima de temperatura del aire, aunque la de un lugar no esté arreglada á su grado de latitud. <Una multitud de hechos, dice un autor, prueba, al contrario, que ella es modificada y aun desnaturalizada por diversas circunstancias del suelo, tales como su superficie árida ó acuosa, desnuda ó cubierta de plantas, su elevación ó su abatimiento sobre el nivel del mar, su exposición á tal ó cual aspecto del cielo, en fin, sobre todo, por la especie y cualidad de las corrientes del aire, es decir, de los vientos que recorren esta superficie; de donde se sigue que el suelo viene á ser un elemento constitutivo de la temperatura, y por consiguiente del clima, tal como se le entiende>.

Nosotros, al presente, nos contraemos á hablar  del clima de Cuenca, con respecto á las variaciones que producen las corrientes dominantes de su atmosfera y, por consiguiente, de los grados de calor y frio que se experimentan en el curso del año.

Dos son los vientos principales que alteran nuestra atmosfera: El Nordeste y el Sudoeste. El primero comienza á soplar desde mediados de Junio hasta Septiembre, y a veces hasta fines de Octubre, según su mayor ó menor rapidez, y también conforme al tiempo en que dió principio su curso, esto es, tarde ó temprano. Si el viento de que vamos hablando comienza en los primeros días de Junio y sopla con mucha violencia en Julio y Agosto, su acción es casi nula á mediados de Septiembre. Pero si durante los meses de Julio y Agosto fué remisa su corriente, se acelera en los siguientes hasta Octubre y Noviembre. Los labradores deben atender este fenómeno sencillo, pero de suma importancia para no aventurar las siembras; pues de la mayor ó menor acción del viento Nordeste en los meses de Julio y Agosto, depende la venida tardía ó temprana de las lluvias, como diremos luego.

Nuestra atmósfera padece una alteración sensiblemente nociva en los meses de Junio, Julio y Agosto, porque en este periodo no se respira sino un aire seco que sopla de la parte de Nordeste. Este fenómeno proviene, según lo explican algunos físicos, de que todos los vapores que arroja el Atlántico se depositan en la cadena de los Andes, que es el punto común por donde vienen á chocar todos los alisios de la parte del Este y de sus puntos contiguos. Pero lo más natural parece que estos vientos, pasando por los países cálidos y llenos de bosques impenetrables de las Amazonas, se impregnan de una multitud de gases morbíficos cuya acción es sensiblemente nociva en territorios diametralmente opuestos por su temperatura. Sea lo que fuere, lo cierto es que en los meses de Julio y Agosto se experimenta una sequedad por razón de que la mencionada corriente de aire impide el curso del Sudeste que nos trae los vapores del Pacífico, á los cuales atribuímos las lluvias que desde Septiembre empiezan á humedecer nuestro suelo. Cuando la acción del Nordeste ha sido muy temprana y muy violenta, es preciso que su duración no sea muy larga, pues la atmósfera comprimida hacia la parte opuesta, es decir hacia el Sudeste, debe hacer prontamente su reacción y contener el curso de su contrario. De aquí resulta que las lluvias aparecen en nuestro horizonte, á proporción de la mayor ó menor rapidez del Nordeste. Cualquiera, con una pequeña atención, verá este fenómeno verificado según la indicación que hacemos. Comunmente los labradores esperan lluvias por los meses de Septiembre y Octubre; pero esto no puede suceder con uniformidad sino en caso de que en Julio y Agosto hubiese sido muy violento el Nordeste, porque entonces la corriente opuesta ejercerá su elasticidad prontamente y arrojará los vapores contenidos en el espacio de dos ó tres meses. Con sólo observar esto, no se adelantarían las siembras; se esperaría el tiempo oportuno en que, según los movimientos de nuestra atmósfera, puede llover ó no; y en una palabra, no habría año estéril, como comunmente suele decirse, á pesar de que la naturaleza próvida no quiere negarnos sus beneficios, sino que los estudiemos.
De lo dicho hasta aquí se infiere que se puede prever si el año será lluvioso, si habrá tempestades, rayos, truenos, etc. Si en los meses de Julio y Agosto ha sido remiso el viento, las lluvias en los posteriores serán pocas ó ninguna; por consiguiente, la atmosfera debe estar seca o cargada de fluído eléctrico. Los físicos convienen en que el calórico se absorbe y se neutraliza por el agua reducida en vapores y que entonces no desarrolla sus propiedades naturales. Cuando, al contrario, el aire es muy seco y frío, la materia ígnea, que no halla con que combinarse, sobreabunda y manifiesta su presencia donde le permiten sus leyes.

El calor de nuestra atmósfera no varía tanto como en otros lugares, y por consiguiente no se experimenta esta mutación súbita y violenta que produce funestos efectos en la economía animal. Ni el calor ni el frío son excesivos; pues apenas el termómetro de Reaumur, colocado en la sombra, de 7 grados de calor (48º de Fahrenheit) en el mes de Diciembre, que es el tiempo en que se experimenta el máximum. Expuesto el termómetro á un sol muy ardiente, en este mismo mes, da 10 grados y á veces hasta 11 (*). El frío no excede de 2 grados, aun en la estación de los hielos (heladas) (**).
Comunmente se observa que en los equinoccios es menor el calor que los solsticios, sin embargo de que la latitud de Cuenca es de 2º, 47´,10” hacia el Sur. Hemos visto algunas aplicaciones sobre este fenómeno que se experimenta en otros lugares; pero si hemos de decir verdad, son tan aventuradas como todas las que se hacen de efectos que tienen muchas causas complicadísimas. A nosotros nos parece que la mayor ó menor intensidad de calor proviene de la mayor ó menor densidad de la atmósfera; porque es visto que el calórico de un cuerpo está en proporción con su densidad. Cuando el sol pasa por nuestro zenit, será su efecto en razón inversa, porque los rayos directos deben enrarecer la atmósfera; por consiguiente, es preciso que sea menor el calor que cuando se halla en el trópico de Capricornio, en cuya estación nuestra atmósfera, cargada de vapores, no puede tener un agente que los disipe, sino que los caliente y haga sensible su influjo. Tal vez hay otras causas que modifican esta acción para presentarla de una manera inversa. Entienda esto quien pudiese entenderlo.
Se ha observado que en los meses de Julio y Agosto abundan catarros, fluxiones, etc.; y á veces fiebres pútridas muy peligrosas á aquellos que tienen los humores más ó menos corrompidos. Volney, en su viaje de Egipto y Siria, atribuye las fluxiones y la oftalmía que se experimentan en aquellos países, á la corrupción de humores, tanto por la malignidad del aire, como por los alimentos groseros. ¡Qué excelente sería el método purgante para los habitantes del Cairo y de la Siria! ¿Y por qué entre nosotros no se debe preferir el método indicado, cuando tenemos una experiencia continua de su buen éxito? También los baños templados surten muy buen efecto; pues hacen correr los humores y los preservan de su corrupción.
Cuando hablamos de purgantes, quisiéramos que se prefiriese el de Leroy, por ser el único capaz de curar radicalmente, digan lo que quieran sus adversarios. En la medicina y en la física no valen autoridades y raciocinios: la experiencia es el único apoyo de estas facultades. El antiguo y nuevo continente son testigos de los milagros de Leroy; y la naturaleza, cansada de maltratar á sus hijos porque no le han entendido sus intérpretes, se han valido del órgano de un hombre, á quien le ha inspirado un nuevo idioma, y le ha hecho explicar el arcano de la salud y de la vida.

FVS

*: A medio día.
**: A las seis de la mañana, que es la hora del mayor frío.

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