Por
clima entienden los geógrafos el grado de latitud de un país; pero como éste se
manifiesta frío ó cálido, según los diversos grados de latitud, de aquí la
palabra clima ha venido á ser sinónima de temperatura del aire, aunque la de un
lugar no esté arreglada á su grado de latitud. <Una multitud de hechos, dice
un autor, prueba, al contrario, que ella es modificada y aun desnaturalizada
por diversas circunstancias del suelo, tales como su superficie árida ó acuosa,
desnuda ó cubierta de plantas, su elevación ó su abatimiento sobre el nivel del
mar, su exposición á tal ó cual aspecto del cielo, en fin, sobre todo, por la
especie y cualidad de las corrientes del aire, es decir, de los vientos que
recorren esta superficie; de donde se sigue que el suelo viene á ser un
elemento constitutivo de la temperatura, y por consiguiente del clima, tal como
se le entiende>.
Nosotros,
al presente, nos contraemos á hablar del
clima de Cuenca, con respecto á las variaciones que producen las corrientes
dominantes de su atmosfera y, por consiguiente, de los grados de calor y frio
que se experimentan en el curso del año.
Dos
son los vientos principales que alteran nuestra atmosfera: El Nordeste y el
Sudoeste. El primero comienza á soplar desde mediados de Junio hasta
Septiembre, y a veces hasta fines de Octubre, según su mayor ó menor rapidez, y
también conforme al tiempo en que dió principio su curso, esto es, tarde ó
temprano. Si el viento de que vamos hablando comienza en los primeros días de
Junio y sopla con mucha violencia en Julio y Agosto, su acción es casi nula á
mediados de Septiembre. Pero si durante los meses de Julio y Agosto fué remisa
su corriente, se acelera en los siguientes hasta Octubre y Noviembre. Los labradores deben atender este fenómeno sencillo,
pero de suma importancia para no aventurar las siembras; pues de la mayor ó
menor acción del viento Nordeste en los meses de Julio y Agosto, depende la
venida tardía ó temprana de las lluvias, como diremos luego.
Nuestra
atmósfera padece una alteración sensiblemente nociva en los meses de Junio,
Julio y Agosto, porque en este periodo no se respira sino un aire seco que
sopla de la parte de Nordeste. Este fenómeno proviene, según lo explican
algunos físicos, de que todos los vapores que arroja el Atlántico se depositan
en la cadena de los Andes, que es el punto común por donde vienen á
chocar todos los alisios de la parte del Este y de sus puntos contiguos. Pero lo
más natural parece que estos vientos, pasando por los países cálidos y llenos
de bosques impenetrables de las Amazonas, se impregnan de una multitud de gases
morbíficos cuya acción es sensiblemente nociva en territorios diametralmente
opuestos por su temperatura. Sea lo que fuere, lo cierto es que en los meses de
Julio y Agosto se experimenta una sequedad por razón de que la mencionada
corriente de aire impide el curso del Sudeste que nos trae los vapores del Pacífico,
á los cuales atribuímos las lluvias que desde Septiembre empiezan á humedecer
nuestro suelo. Cuando la acción del Nordeste ha sido muy temprana y muy
violenta, es preciso que su duración no sea muy larga, pues la atmósfera
comprimida hacia la parte opuesta, es decir hacia el Sudeste, debe hacer
prontamente su reacción y contener el curso de su contrario. De aquí resulta que
las lluvias aparecen en nuestro horizonte, á proporción de la mayor ó menor
rapidez del Nordeste. Cualquiera, con una pequeña atención, verá este fenómeno verificado
según la indicación que hacemos. Comunmente los labradores esperan lluvias por
los meses de Septiembre y Octubre; pero esto no puede suceder con uniformidad
sino en caso de que en Julio y Agosto hubiese sido muy violento el Nordeste,
porque entonces la corriente opuesta ejercerá su elasticidad prontamente y
arrojará los vapores contenidos en el espacio de dos ó tres meses. Con sólo
observar esto, no se adelantarían las siembras; se esperaría el tiempo oportuno
en que, según los movimientos de nuestra atmósfera, puede llover ó no; y en una
palabra, no habría año estéril, como
comunmente suele decirse, á pesar de que la naturaleza próvida no quiere
negarnos sus beneficios, sino que los estudiemos.
De
lo dicho hasta aquí se infiere que se puede prever si el año será lluvioso, si
habrá tempestades, rayos, truenos, etc. Si en los meses de Julio y Agosto ha
sido remiso el viento, las lluvias en los posteriores serán pocas ó ninguna;
por consiguiente, la atmosfera debe estar seca o cargada de fluído eléctrico.
Los físicos convienen en que el calórico se absorbe y se neutraliza por el agua
reducida en vapores y que entonces no desarrolla sus propiedades naturales.
Cuando, al contrario, el aire es muy seco y frío, la materia ígnea, que no
halla con que combinarse, sobreabunda y manifiesta su presencia donde le
permiten sus leyes.
El
calor de nuestra atmósfera no varía tanto como en otros lugares, y por
consiguiente no se experimenta esta mutación súbita y violenta que produce
funestos efectos en la economía animal. Ni el calor ni el frío son excesivos;
pues apenas el termómetro de Reaumur, colocado en la sombra, de 7 grados de
calor (48º de Fahrenheit) en el mes de Diciembre, que es el tiempo en que se
experimenta el máximum. Expuesto el termómetro á un sol muy ardiente, en este
mismo mes, da 10 grados y á veces hasta 11 (*). El frío no excede de 2 grados,
aun en la estación de los hielos (heladas) (**).
Comunmente
se observa que en los equinoccios es menor el calor que los solsticios, sin
embargo de que la latitud de Cuenca es de 2º, 47´,10” hacia el Sur. Hemos visto
algunas aplicaciones sobre este fenómeno que se experimenta en otros lugares;
pero si hemos de decir verdad, son tan aventuradas como todas las que se hacen
de efectos que tienen muchas causas complicadísimas. A nosotros nos parece que
la mayor ó menor intensidad de calor proviene de la mayor ó menor densidad de
la atmósfera; porque es visto que el calórico de un cuerpo está en proporción
con su densidad. Cuando el sol pasa por nuestro zenit, será su efecto en razón inversa,
porque los rayos directos deben enrarecer la atmósfera; por consiguiente, es
preciso que sea menor el calor que cuando se halla en el trópico de Capricornio,
en cuya estación nuestra atmósfera, cargada de vapores, no puede tener un
agente que los disipe, sino que los caliente y haga sensible su influjo. Tal
vez hay otras causas que modifican esta acción para presentarla de una manera
inversa. Entienda esto quien pudiese entenderlo.
Se
ha observado que en los meses de Julio y Agosto abundan catarros, fluxiones,
etc.; y á veces fiebres pútridas muy peligrosas á aquellos que tienen los
humores más ó menos corrompidos. Volney, en su viaje de Egipto y Siria,
atribuye las fluxiones y la oftalmía que se experimentan en aquellos países, á
la corrupción de humores, tanto por la malignidad del aire, como por los
alimentos groseros. ¡Qué excelente sería el método purgante para los habitantes
del Cairo y de la Siria! ¿Y por qué entre nosotros no se debe preferir el
método indicado, cuando tenemos una experiencia continua de su buen éxito?
También los baños templados surten muy buen efecto; pues hacen correr los
humores y los preservan de su corrupción.
Cuando
hablamos de purgantes, quisiéramos que se prefiriese el de Leroy, por ser el único
capaz de curar radicalmente, digan lo que quieran sus adversarios. En la
medicina y en la física no valen autoridades y raciocinios: la experiencia es
el único apoyo de estas facultades. El antiguo y nuevo continente son testigos
de los milagros de Leroy; y la naturaleza, cansada de maltratar á sus hijos
porque no le han entendido sus intérpretes, se han valido del órgano de un
hombre, á quien le ha inspirado un nuevo idioma, y le ha hecho explicar el
arcano de la salud y de la vida.
FVS
*:
A medio día.
**:
A las seis de la mañana, que es la hora del mayor frío.
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