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martes, 2 de junio de 2015

Deseos.

por Francisca Cordero Dávila (1882-1921)





En los tesoros de amor
de Jesús mi Esposo amado
tuvo para mi guardado
un nombre…



De Jesús Rosa me llamo,
Rosa de Jesús Cordero,
Rosa sin espinas quiero
ser para aquel a quien amo.



Y si Rosa con espinas,
clávenme estas en la Cruz,
pues, si soy Rosa de Jesús,
siga sus huellas divinas.



Al pie del Santo Matadero,
vuélvase roja la flor,
con la sangre del Cordero
que agoniza por mi amor. 

viernes, 29 de mayo de 2015

Boletín y Elegía de las Mitas...


por César Dávila Andrade.


 




I
Yo soy Juan Atampam, Blas Llaguarcos, Bernabé Ladña,
Andres Chabla, Isidro Guamancela, Pablo Pumacuri,
Marcos Lema, Gaspar Tomayco, Sebastián Caxicondor.
Nací y agonicé en Chorlavi, Chamanal, Tanlagua,
Nieblí. Sí, mucho agonicé en Chisingue,
Naxiche, Guambayna, Poaló, Cotopilaló.
Sudor de Sangre tuve en Caxají, Quinchiriná,
en Cicalpa, Licto y Conrogal.
Padecí todo el Cristo de mi raza en Tixán, en Saucay,
en Molleturo, Cojitambo, en Tovavela y Zhoray.
Añadí así, más blancura y dolor a la Cruz que trujeron mis verdugos.


II
A mí, tam. A José Vacancela tam.
A Lucas Chaca tam. A Roque Caxicondor tam.
En plaza de Pomasqui y en rueda de otros naturales
nos trasquilaron hasta el frío la cabeza.
Oh, Pachacámac, Señor del Universo,
nunca sentimos más helada tu sonrisa,
y al páramo subimos desnudos de cabeza,
a coronarnos, llorando, con tu Sol.
(Recitativo)
A Melchor Pumaluisa, hijo de Guápulo,
En medio patio de hacienda, con cuchillo de abrir chachos,
Cortáronle testes.
Y, pateándole, a caminar delante
de nuestros ojos llenos de lágrimas.
Echaba, a golpes, chorro de ristre de sangre.
Cayó de bruces en la flor de su cuerpo.
Oh, Pachacámac, Señor del Infinito,
Tú, que manchas el Sol entre los muertos.



III
Y vuestro Teniente y Justicia Mayor
José de Uribe: “Te ordeno”. Y yo,
con los otros indios, llevabámosle a todo pedir,
de casa en casa, para sus paseos en hamaca.
Mientras mujeres nuestras, con hijas, mitayas,
a barrer, carmenar, a texer a escardar;
a hilar, a lamer platos de barro -nuestra hechura-,
Y a yacer con Viracochas,
nuestras flores de dos muslos,
para traer al mestizo y verdugo venidero.


IV
(Recitativo)
Entre lavadoras de platos, barrenderas, hierbateras,
a una, llamada Dulita, cayósele una escudilla de barro,
y cayósele, ay, a cien pedazos.
Y vino el mestizo Juan Ruíz, de tanto odio para nosotros
por retorcido de sangre.
A la cocina llevóle pateándole nalgas, y ella, sin llorar,
ni una lágrima. Pero dijo una palabra suya y nuestra: Carajú
Sin paga, sin maíz, sin runa-mora,
Ya sin hambre de puro no comer;
solo calavera, llorando granizo viejo por mejillas,
llegué trayendo frutos de la yunga.
A cuatro semanas de ayuno.

(Recitativo)
Recibiéronme: Mi hija partida en dos por Alférez Quintanilla,
Mujer, de conviviente de él. Dos hijos muertos a látigo.
Oh, Pachacámac, y yo, a la vida.
Así morí.
Y de tanto dolor, a siete cielos,
por sesenta soles, oh, Pachacámac,
mujer pariendo mi hijo, le torcí los brazos.
Ella, dulce ya de tanto aborto, dijo:
“Quiebra maqui de guagua; no quiero que sirva
Que sirva de mitayo a Viracochas”.
Quebré






V
(Recitativo)
Y entre Curas, tam, unos pareciendo diablos, buitres, había.
Iguales. Peores que los otros de dos piernas.
Otros decían: “Hijo, Amor, Cristo”.
Y ellos: “Contribución, mitayo a mis haciendas,
a tejer dentro de Iglesia, aceite para lámpara,
cera de monumentos, huevos de ceniza,
doctrina y ciegos doctrineros.
Vihuela, India para la cocina, hijas para la casa.
Así dijeron. Obedecí.
Y después: Sebastián, Manuel, Roque, Salva,
Miguel, Antonio. Mitayos, a hierba, leña, carbón,
paja, peces, piedras, maíz, mujeres, hijas. Todo servicio.
A runa -llama tam, que en tres meses
comistes dos mil corazones de ellas.
A mujer que tan comiste
cerca de oreja de marido y de hijo, noche a noche.
Brazos llevaron al mal.
Ojos al llanto.
Hombros al soplo de sus foetes.
Mejillas a lo duro de sus botas.
Corazón que estrujaron, pisando ante mitayo,
cuerpos de mamas, mujeres, hijas.
Solo nosotros, hemos sufrido
el mundo horrible de sus corazones.


VI
En obraje de telas, sargas, capisayos, ponchos,
yo, el desnudo, hundido en calabozos, trabajé
año cuarenta días,
con apenas puñado de maíz para el pulso
que era más delgado que el hilo que tejía.
Encerrado desde la aurora hasta el otro claror,
sin comer tejí, tejí.
Hice la tela con que vestían cuerpos los Señores
que dieron soledad de blancura a mi esqueleto.
Y el Día Viernes Santo amanecí encerrado,
boca abajo, sobre el telar,
con vomito de sangre entre los hilos y lanzadera.
Así, entinte con mi alma, llena de costado,
la tela de los que me desnudaron.
“Porque no hemos venido
a vivir en la tierra.
Solo venimos a soñar.
Solo venimos a amar.
Aquí, en la Tierra”.


VII
(Recitativo)
Y tam, supieras, Amigo de mi angustia,
como foeteaban cada día sin falta.
“Capisayo al suelo, calzoncillo al suelo,
Tu, bocabajo, mitayo. Cuenta cada latigazo”.
Yo, iba contando: 2,5,9,30,45,70.
Así aprendí a contar en tu castellano,
con mi dolor y mis llagas.
En seguida, levantándome, chorreando sangre,
Tenía que besar látigo y mano de verdugos.
“Dioselopagui, Amito”, así decía de terror y gratitud.
Y a un Cristo, adrede, tam trujeron,
entre lanzas, banderas y caballos.
Y a su nombre, hiciéronme agradecer el hambre,
la sed, los azotes diarios, los servicios de Iglesia,
la muerte y la desraza de mi raza.
(Así avisa al mundo, Amigo de la angustia.
Así, avisa. Di. Da diciendo. Dios te pague).


VIII
Y bajo ese mesmo Cristo,
Negra nube de buitres de trapo vinieron. Tantos.
Cientos de casas hicieron en la Patria.
Miles de hijos. Robos de altar. Pillerías de cama.
Dejáronme en una línea de camino,
sin Sur, sin Norte, sin choza, sin… dejáronme!
Y, después, a batir barro, entraña de mi tierra;
Hacer cal de caleras, a trabajar en batanes,
en templos, paredes, pinturas, torres, columnas, capiteles.
Y, yo, a la intemperie!
Y, después, en trapiches que tenían,
moliendo caña, moliéronme las manos:
Hermanos de trabajo bebieron mi sanguaza. Miel y sangre
y Llanto.
Y ellos, tantos, en propias pulperías,
enseñáronme el triste cielo del alcohol
Y la desesperanza.
Gracias!
Oh, Pachacámac, Señor del Universo!
Tú que no eres hembra ni varón.
Tú que eres Todo y eres Nada,
Óyeme, escúchame.
Como el venado herido por la sed
Te busco y solo a ti te adoro.


IX
Minero fui, por dos años, ocho meses.
Nada de comer. Nada de amar. Nunca vida.
La bocamina, fue mi cielo y mi tumba.
Yo, que usé el oro para las fiestas de mi Emperador,
supe padecer con su luz,
por la codicia y la crueldad de otros.
Dormimos miles de mitayos,
a pura mosca, látigo, fiebres, en galpones,
custodiados con un amo que solo daba muerte.
Pero, después de dos años, ocho meses, salí.
Salimos seiscientos mitayos, de veinte mil que entramos.


X
Pero, salí. Oh, sol reventado por mi madre!
Te miré en mis ojos de cautivo.
Lloré agua de sol en punta de pestañas.
Y te mire, Oh Pachacámac, muerto,
en los brazos que ahora hacen esquina
de madera y de clavos a otro Dios.
Pero salí. No reconocía ya mi Patria.
Desde la negrura, volví hacia el azul.
Quitumbe de alma y sol, llore de alegría.
Volvíamos. Nunca he vuelto solo
Entre cuevas de Cumbe, ya en goteras de Cuenca,
Encontré vivo de luna el cadáver
De Pedro Axitimbay, mi hermano.
Vile mucho. Mucho vile, y le encontré el pecho.
Era un hueso plano. Era un espejo. Me incliné.
Me miré, pestañeando. Y me reconocí. Yo, era él mismo!
Y dije:
Oh Pachacámac, Señor del Universo!
Oh Chambo, Mulaló, Sibambe, Tomebamba;
Guangara de Don Nuño Valderrama.
Adios. Pachacámac, Adiós. Rinimi. No te olvido!


XI
A ti, Rodrigo Núñez de Bonilla.
Pedro Martín Montanero, Alonso de Bastidas,
Sancho de la Carrera, hijo. Diego Sandoval.
Mi odio. Mi justicia.
A ti Rodrigo Darcos, dueño de tantas minas,
de tantas vidas de curicamayos.
Tus lavaderos del Río Santa Bárbola.
Minas de Ama Virgen del Rosario en Cañaribamba.
Minas del gran cerro de Malal, junto al río helado.
Minas de Zaruma; minas de Catacocha. Minas!
Gran buscador de riquezas, diablo de oro.
Chupador de sangre y lágrimas del Indio!
Que cientos de noches cuidé tus acequias, por leguas
para moler tu oro,
en tu mortero de ocho martillos y tres fuelles.
Oro para ti. Oro para tus mujeres. Oro para tus reyes.
Oro para mi muerte. Oro!


XII
Pero un día volví. Y ahora vuelvo!
Ahora soy Santiago Agag, Roque Buestende,
Mateo Comaguara, Esteban Chuquitaype, Pablo Duchinanchay,
Gregario Guartatana, Francisco Nati-Canar, Bartolome Dumbay!
Y ahora, toda esta Tierra es mía.
Desde Llaguagua hasta Burgay;
desde Irubí hasta el Buerán;
desde Guaslán, hasta Punsara, pasando por Biblián.
Y es mía para adentro, como mujer en la noche
Y es mía para arriba hasta más allá del gavilán.
Vuelvo, Álzome!
Levántome después del Tercer Siglo, de entre los muertos!
con los muertos, vengo!
La Tumba India se retuerce con todas sus caderas
sus mamas y sus vientres.
La Gran Tumba se enarca y se levanta
después del Tercer Siglo, dentre las lomas y los páramos,
Las cumbre, los yungas, los abismos, las minas, los azufres, las cangaguas.
Regreso desde los cerros, donde moríamos,
a la luz del frío. Desde los ríos, donde moríamos en cuadrillas.
Desde las minas, donde moríamos en rosarios.
Desde la Muerte, donde moríamos en grano.


(Recitativo)
Regreso.
Regresamos! Pachacámac!
Yo soy Juan Atampam! Yo, tam!
Yo soy Marcos Guamán! Yo, tam!
Yo soy Roque Jadán! Yo tam!
Comaguara, soy. Gualanlema, Quilaquilago, Caxicondor,
Pumacuri, Tomayco, Chuquitaype, Guartatana, Duchinachay, Dumbay,
Somos, Seremos, Soy!



jueves, 28 de mayo de 2015

¡Rinimi, Llacta!

¡Rinimi, Llagta, rinimi
may carupi causangapa;
Mana quiquin Llagtashina
cuyanguichu runataca!

Huarmi, churita saquishpa,
ayllucunata cungashpa,
Cay tuta, quilla llugshigpi,
ñanta japinimi, Llagta.

Anga millayta ricushpa,
imashinami urpi huahua,
urcuta tigrash, chingarin,
cacapi miticungapa.

Chasnami cuyayla rini,
supay aputa manchashpa
chasnami, mana jaycapi
ricuringapa, chingasha.

Chayug runa cashca quipa,
huagchami cani cunanca;
paymi callaymanta quichun
jatun Apunchi cushcata.

Ñuca huasi paypag huasi;
ñuca allpapish paypag allpa.
¡Huyrappi rig ugshashina
causacunimi, Llagtalla!

Ushi huahuapish huañunmi,
paypag ucupi huacashpa.
¡Ushita quichuna randi;
shunguta quichunman carca!...

¡Alau! Nishpa, cungurishpa,
maquicunata churashpa,
quishpichigpa ñaupagpimi
huacami runa cashcata.

Pay Apunchicha ricunga;
paychari caita munarca;
payhuanmi saquispa rini
ishcay curipiticaca.

Ichapish, Pay cutichigpi,
muyumusha carumanta,
Huarmihuanpish, churihuanpish,
miticushpa callpangapa.

Maycan tuta, chaupi tuta,
sachata catish, chayashpa,
huiquijunda ugllashachari
cunan jichuscacunata.

¡Icha quimsandi llugshishun;
quimsandilla causangapa,
mana pipish tarigrina
urcuhuashapi chogllashpa!

Huañunatami llaquini
chican llagtapi, sapalla,
manapish cayman cutishpa,
manarag ishcayta ugllashpa.

¿Pichari, chasna huañugpi,
<Huañunmi> nishpa huillanga?
Ishcaya ñuca cutigta
shuyangachari shuyaylla...

¡Chayca ña quilla shamunmi,
payuchaupita quimllashpa!
¡Chayca jatarish purina
llaquipish chayana cashca!...


Rinimi, Llacata rinimi
may carupi huañungapa;
¡Mana quiquin llagtashina
cuyanguichu runataca.!






LC

lunes, 4 de mayo de 2015

Johannes Baptista Stiehle:



"El ingenio creador, Juan Stiehle, era alemán. Y tan solo llegó de la comunidad del Santísimo Redentor. “El Hermano Juan” como se le llamaba simplemente. Pero el Hermano Juan Stiehle tenía dentro la chispa del ingenio. Si en Alemania no dejó obra imperecedera, la dejó aquí en Cuenca, la ciudad que quedó consagrada a la Virgen Inmaculada, desde el instante en que se puso la primera piedra de La Catedral.    El Hermano Juan, humilde como un puñado de modestia, un guión negro de silencio, debió un día concebir el milagro, y lo concibió, como una Campana que resonase para siempre lo que sus labios nunca pronunciaron; como una rosa gigantesca que asciende de la tierra al cielo por lo que su cuerpo nunca se levantó, hundido en su sencillez. Era artista y era santo: por eso compuso La Catedral, figura de eternidad, como quien pronunciase avemarías"





Luis Moscoso Vega.





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“Esta populosa y extensa comarca del antiguo Azuay, ha visto con asombro la vasta e intensa campaña de religión y de cultura de los Religiosos Redentoristas. A ellos se debe la transformación de Cuenca, de sus usos y costumbres y la total evangelización de los habitantes de los campos. Los padres han enseñado prácticamente la arquitectura, los métodos agrícolas, la horticultura; han contribuido a incrementar industrias y oficios. Desde sus claustros se dirigió la construcción de la suntuosa catedral de esta ciudad cuyo arquitecto fue el eminente profesional Hermano Juan Stiehle”.


“Eminente profesional que no solamente nos dio la noción de lo que era el arte monumental, sino que depuró el gusto, aun para las construcciones privadas y ordinarias. A lo largo de nuestras calles se ven enfilando viviendas modernas en que es imposible desconocer la influencia estilística del Hno. Juan Stiehle”.




Sr. Remigio Crespo Toral en EL PROGRESO, 1992. 
Cuenca - Ecuador.





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“Dios mismo nos envió al religioso tan modesto, como inteligente y hábil. Al humilde y benemérito Hermano Redentorista Juan Bautista Stiehle. Su nombre deberá grabarse un día en letrasdeoro sobre la fachada de la nueva catedral”


Cuenca; Obispo Manuel María Pólit Lasso, 1908.





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“Dibujante Benedicto, paciente, nimio, consagrado, hace de cada boceto una obra de arte eximio, más si se valoriza haberlo ejecutado cuando la ceguera ya impedía al dibujante realizar a plenitud lo que su habilidad innata y su pasión misionera extraían de su hontanar artístico. La vocación redentorista fue vivida por este humilde Hermano en  una actitud misionera permanente… Se conoce que su humildad fue tanta, que la figura del simple hermano acrecentó el sentido cristiano de la verdadera fraternidad, siendo ella un mensaje misionero de cada instante y fuerza edificadora de la comunidad. Tan humilde como eficaz misionero, tan silencioso como fecundo constructor comunitario”



Alberto Luna Tobar, arzobispo 
emérito de Cuenca.










miércoles, 29 de abril de 2015

Cuenca religiosa.

“Las costumbres de Cuenca son profundamente relijiosas y profundamente originales; a causa sin duda de tener poca comunicación no solo con el exterior sino aún con los pueblos del interior. Esto le ha hecho conservar el fuerte sentimiento religioso heredado de sus ascendientes los españoles y esto le ha dado también una fisonomía muy particular que merece ser estudiada. La relijión y la piedad son el carácter dominante del pueblo cuencano; ellas prenden las fiestas no solo del templo sino también de la familia; el santo que asiste a la iglesia para oír la misa y sin cuya asistencia la misa no vale, debe tener también en la casa del pasante un altar bien adornado con flores y luces para que presencie las alegrías domésticas; desgraciadamente estas alegrías no se contienen dentro de los límites de la moderación; porque sucediéndose las copas y las danzas, animados los celebrantes con los sonidos de la música que no puede faltar viene a parar todo, muchas veces, en una espantosa borrachera i bacanal, cosa que no puede agradar a Dios ni al santo. Pero, como dijimos al principio, las principales fiestas populares son las del Niño y la de los inocentes; entonces cada familia debe pasar alguna misa en honor del Niño que expresan toda la ternura y sentimientos del corazón. Estos himnos son ejecutados casi siempre por una voz infantil y acompañados por varios instrumentos, además del órgano.”




Archivo San Alfonso – Cuenca. Crónica, tomo I, 1882 págs. 217-218.

Cuenca; en lo físico y en lo político.

"La ciudad de Cuenca está entre varios montes que sirven de pedestal a esta parte occidental de los Andes. Sus hermosísimos campos están siempre cubiertos de verdura y producen innumerables frutos, aun de los de Europa.

Su temperatura es deliciosa; pues no baja de 7 grados de calor nunca ni pasa de 22; hay dos estaciones: invierno, que se conoce porque llueve y principia en febrero hasta fin de julio; y verano, que se conoce porque no llueve desde agosto hasta enero: el mes de las flores y de los grandes calores es diciembre. Sus gentes parecen sensatas y desde luego puede decirse que son atentas y finas; sus sacerdotes son morigerados; y todo esto, como es natural, nos pone en la precisión de mirar mucho sobre nosotros mismos y de atender a nuestras obras y palabras."



Archivo Lyon. Mission du Pacific. P. Luis López a P. Desurmont. Cuenca 14 de mayo de 1870




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“Cuenca es una ciudad revolucionaria y por consiguiente, opuesta al presidente (García Moreno) y a todo lo que él hace. Por esto nuestros padres tienen enemigos en los estratos de la alta sociedad que tiene muchas familias influyentes en esta ciudad. Aquí como en todas partes, se los denomina “liberales”, gente irreligiosa, impíos, enemigos del orden; combaten, como ellos se expresan, la influencia y el espíritu clerical. ”






Archivo Lyon. Mission du Pacific, crónica 1873 págs. 33-44

miércoles, 22 de abril de 2015

"Carta a la Madre"

por César Dávila Andrade:




A estas horas ya habrás cenado
ese pan tan delgado, que al mirarlo,
produce una sonrisa y una lágrima.

Y pensar que yo nunca sentí tu hambre,
que te robé un árbol azul y dos arbustos blancos
y que por eso hoy tienes marchitas ya las venas, 
y descalza la blanca altura de los senos,
y que un ángel oscuro con tu nombre extranjero 
tal si fuera una puerta, a tu esternón golpea....

Dime sinceramente qué piensas de este hijo.
Te salió tan extraño.
Renunció todo aquello que los otros ansiaban,
y se hundió en sí, tanto, que quizá no es el mismo....

Seguramente piensas: "Estará enamorado".
Y habrás adivinado. Encontré una muchacha
con una voz blanquísima y los filos dorados,
el pelo hecho de espigas y sortijas de malta.

Y ahora, yo quisiera decirte que te amo,
pero de una manera que tú no sospechaste.
Verás, Ahora te amo en todas las mujeres
te amo en todas las madres, te amo en todas las lágrimas.
Tú dirás: Estas cosas que tiene...."
No sé que me ha pasado. Tal vez esté enfermo.
Tal vez los libros raros....
Es que el amor de antes se me ha vuelto tan claro
que siento que ya nada es para mi extraño....


No madrugues a misa ni cojas el sereno.
Yo sé muy bien que amas con el dolor de Cristo.
Mil noches de costura te han llagado los ojos
y la malva morena de tus sagradas manos
tiembla ya con el viento que gira en la ventana.

No sufras porque el Sábado amanezca con lluvia
ni porque el río baje con un ramo de lirios.
No sufras porque ha muerto esa gallina blanca
con la que hablara en sueños, una noche, mi hermana.

Ya recibí tu carta. Escrita con romero y pestañas azules!
Me cuentas que se ha muerto mi prima María Augusta.
Ahora que estoy lejos, te diré: yo la amaba.
Mi timidez de entonces me quebró las palabras.
Baja mañana a verla con un ramo de nardos,
y recítale alguna oración impalpable.
Dile que ya no bebo y que he pasado el año.
Ahora que estoy lejos te diré: cuánto la amo!

domingo, 12 de abril de 2015

Saludes a Cuenca de Ecuador.

ISDRO AYORA


Médico de renombre por sus conocimientos científicos. Educado en Europa, trajo al país los adelantos técnicos en la medicina. En el quehacer cívico, a raíz de la transformación política de 1925, tuvo actuación protagónica habiéndosele concedido plenos poderes para el reencauzamiento del país. Cuando director tuvo algunos excesos contra sus adversarios políticos, pero hay que reconocer como saldo favorable un conjunto de obras muy positivas para el desarrollo del país.


CUENCA.-        “Cuenca ha sido, es y seguirá siendo un refugio para el espíritu por la elevada mentalidad que distingue a sus hijos; y también, un refugio para el cuerpo fatigado, por su hermosa campiña cubierta de verdura, surcada por límpidos ríos y acariciada por un sol tibio que de continuo está dando toques de belleza a las hermosas hijas del Tomebamba. El vértigo de la vida moderna, que a veces sacrifica al hombre a pretexto de enaltecerlo, no ha turbado aún la placidez intelectual y artística de la Atenas del Ecuador. Sus hombres conservan la tradición intelectual de sus mayores; sus mujeres continúan formando hogares fecundos donde la felicidad sonríe; la vida es amable y tranquila; la raza fuerte, bella y optimista. Ojalá nunca se abandone estos senderos que conducen al ideal de vida de veras noble y provechos”  




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GENERAL JULIO ANDRADE



Tuvo una actuación brillante por su patriotismo y valentía a fines del siglo pasado y comienzos del presente. Fue destacado diplomático y de no haber sido traidoramente asesinado hubiera sido llevado en comicios populares a la presidencia de la República. El General Eloy Alfaro, le encargó las altas funciones de Gobernador del Azuay, para desagraviar a la provincia por los desacatos de un descalificado señor Franco que actuó indignadamente en esas funciones.

Cuenca.- “Buena tierra! Buena gente! Allí sonríe la luz en un beso primaveral con la naturaleza espléndida. Los campos en fiesta perpetua de inmarcesible verdura, se extienden en horizontes vastísimos que las cordilleras abrazan, regados por límpidas aguas y adornados por pujantes florescencias. El cielo azul, la atmosfera serena, el ambiente tibio, las perspectivas entusiasmadoras, todo hace de esa comarca afortunada un vergel digno de los ensueños de un poeta. Y las gentes que las pueblan, sencillas y leales, nobles y valientes, se han distinguido en el Ecuador por sus dotes recomendables, desde los tiempos de la Colonia. Los hombres tienes algo del espíritu audaz y altivo de los antiguos castellanos, que envueltos en los pliegues de la amplia capa, como en un PEPLUM romano, al viento las airosas plumas del sombrero, y la mano en la empuñadura de la espada, solían pasear, graves y mesurados, como llevando en su continente el orgullo de toda una raza. Bondad, virtud, belleza, ingenio, piedad honda y sincera los distintivos de las mujeres. Y la vida patriarcal y casera, las veladas íntimas en el hogar, aquel darse sin interés, aquel recibir con nobleza, aquella ausencia de bajos ideales, y la pertinacia en la convicción, y la voluntad en el sacrificio, y la pertinacia en la convicción, y la voluntad en el sacrificio, y la bravura ingénita aunada a la sencillez de costumbres y a la falta de mezquinas ambiciones, hacen de aquella ciudad una excepción honrosa y nos traen a la memoria la época de la leyenda heroica, cuando la lealtad no era un mito ni la virtud un nombre vano.”



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FEDERICO CAICEDO



“¡Cuenca, hermosa Cuenca! Eres una ciudad dulce y silente, en que la paz del alma es un singular privilegio de Dios. ¿Quién pudiera, Cuenca amada, sin tener la pluma de Virgilio, hacer el elogio de tu belleza? ¿Y quién pudiera decir, en frases exactas, cuál es el prodigioso encanto, el hechizo misterioso que hace de tu tierra un paraíso de felicidad, de bienestar, de plácida calma cordial, en que el espíritu se mantiene, suave y leve, sobre las alas joviales sugestiones y placenteros halagos? ¡Cuenca primordial! Eres hermosa y eres buena; tus hombres son artistas y tus mujeres bellas; flota en tu ambiente el polvo de oro de la poesía; tienen tus hogares calor de nido; y en el alma de tu pueblo reside una fina gracia, un espíritu galano que es la flor de tus encantos…”




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CARLOS ARROYO CARRIÓN



“Con loable entusiasmo, Cuenca ha labrado su porvenir, siendo la Artífice de sus propios destinos. Sus hijos, ejemplo de patriotismo auténtico; espejo límpido en que se reflejan las más puras virtudes ciudadanas, han luchado y luchan infatigablemente por el progreso de su amada patria chica. Tienen por timonel de su labor el altruismo. Su símbolo y su emblema son lo grande, lo noble, lo elevado. Todo o casi todo lo que hoy tiene Cuenca, se debe a sus hijos. Porque ellos, adalides invencibles, no dan tregua a la lucha por el adelanto de su urbe y su provincia. Por eso Cuenca aparece hoy en la Vida Nacional como urbe moderna en que lucen con orgullo el ornato, la decencia, la pulcritud, el confort, que cautivan al turista y encantan al viajero. Cuenca es hoy una de las mejores ciudades del Ecuador, porque junto a su grandeza material, ha tenido y tiene la grandeza del espíritu que, en floración intelectual magnífica, es el galardón acaso más preciado de la ecuatorianidad.”




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CARLOS ALBERTO FLORES



TIERRA DE LAS CIENCIAS Y DE LAS ARTES.- Que bello eres, oh claro Tomebamba! arrastrándote como una serpiente de plata, en medio de la campiña primorosa, que embalsama el ambiente con sus perfumes florales y mima el oído con el trino de sus aves melodiosas. En tus orillas plácidas, encantadoras, se yergue la azuaya princesa de rubios cabellos, al reclamo de tus ondas murmuradoras: Cuenca, la gentil, la talentosa y caballeresca donde le plació a Minerva hacer un nido de amor, en la mente excelsa de los insignes pensadores de la noble y fecunda ciudad que antaño fundó Don Gil: donde el ilustre monje Solano derramó las perlas de su sabiduría; y sobresalieron los Malos entre los varones eximios de ese privilegiado país del meridión; donde se hizo admirar Juan Bautista Vásquez con su ciencia forense, donde cantó Miguel Moreno sus preciosas estrofas, al gemido de su gula sensitiva; donde Honorato Vásquez afiligranó el idioma con su inmensa erudición dilológica; y Remigio Crespo Toral, desde arriba, desde las áureas cuerdas de su lira. Donde las mujeres son como capullo de rosa, como flor de granado, como la miel de los panales que se criaron entre los esbeltos saucedales de Monay; lindas y virtuosas, son joyas preciadas de esta raza hispanoamericana que tiene las florencias del trópico. ”   

Palabras para la ciudad de Cuenca.


AURELIO ESPINOZA POLIT S. J.


Sin duda el más alto exponente del humanismo en las letras ecuatorianas es este gran cultor de los clásicos universales y quien con sólo su Virgilio y su Misión Providencial, tiene valor sobrado para presentarse en el más alto cenáculo del pensamiento y la literatura americana. Rector entonces (1957) de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, tuvo para Cuenca estos enaltecedores conceptos:

“No pudo idearse deferencia más justa, ni más debida que este homenaje a los representantes autorizados de la intelectualidad ecuatoriana, a la ciudad egregia que, en el culto del espíritu, ha conquistado una verdadera hegemonía en nuestra patria, pues, sin descuidar los necesarios progresos materiales, ha preferido cifrar su prez y honor en destacarse entre todos por los valores del espíritu.
La desproporción que hay desde los tiempos coloniales se advertía entre la importancia política y económica del Reino de Quito y su significación cultural, se ha perpetuado hasta nuestros días y es objeto de no pequeña admiración para intelectuales extranjeros que nos visitan y que no pueden menos que entablar comparaciones con países más poderosos en que la proporción es inversa. Es anomalía que nos honra a los ecuatorianos, sensibles en muchas ciudades del país, lo es tal vez en Cuenca más que en ninguna otra. Pues aunque todas nuestras ciudades cuentan en su elenco de hombres notables con grandes figuras de espiritual valía, ninguna hay, en todo caso, en que haya tenido tan indisputable primacía en el concepto mismo de valor espiritual; ninguna en que su estimación se haya sobrepuesto victoriosamente a la ruín preponderancia del dinero o del poder; ninguna, sobre todo, en que esta valoración espiritual haya llegado a alcanzar como en Cuenca, el mérito insigne del fenómeno colectivo”.




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JUSTINO CORNEJO


Alto valor intelectual del país. Sus trabajos lingüísticos son de reconocido mérito, destacándose también como crítico literario.


CUENCA DE LOS ANDES.-        Cuenca es una tierra singular: todo ahí parece haber contribuido a convertir aquella porción ecuatoriana en uno de los puntos más interesantes del Ecuador, puntos hacia el cual tenemos, por fuerza, que volver la vista y el corazón. Las letras y las artes, las ciencias también han crecido y fructificado a orillas del Tomebamba murmurador y casto, y desde ese vergel colmado de luz, de flores y de trinos, han salido personajes admirables que han honrado en todo tiempo al Foro y la Diplomacia, al Parlamento y al Periodismo, al Parnaso y la Docencia, a la Milicia y al Clero. Abrid la Historia y quedaréis maravillados al reparar en el número de los azuayos celebres que han llevado, con el suyo brillante, el nombre del Ecuador por muchos rincones de la tierra. Creyendo saberlo, no sabemos lo que guarda Cuenca para el Ecuador, para el Mundo. De ahí que haya dicho alguna vez, que era precioso descubrirla y conquistarla; conquistarla también, con amor y talento, para honra y gloria de la República y de la cultura universal.”



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ENRIQUE ARROYO DELGADO


Diplomático ecuatoriano de amplia experiencia y reconocido prestigio. Ministro de Gobierno y de Educación, ha cumplido importantes y delicadas funciones representando al país. Sobre cuenca dice:


“… Y le orlo con marco magnífico que tendrá las transparencias del cristal y las suaves armonías del agua pasajera; como para que Santa Ana de los Ríos de Cuenca, fuese cuna propicia para todas las delicadezas del espíritu y todas las sonoridades del idioma materno.
Y complacido de su obra Dios la bendijo, llenó en su fructífera existencia las páginas de nuestra historia internacional y política, de nuestro parlamento de nuestra literatura, dándole al Ecuador una pléyade de hombre superiores.”

EDUARDO SALAZAR GOMEZ
Destacado valor político, internacionalista de reconocido prestigio, escritor de valiosos libros y brillantes ensayos, dice sobre Cuenca:

“A esta Cuenca noble y erudita, a esta Cuenca que por el desarrollo de su intelecto ya individual, ya colectivo, brilla en el campo de la avanzada ecuatoriana vaya en tributo de admiración y reverencia.
Que siga su destino cultural, con la antorcha del progreso en la mano como modelo de capacidad cerebral y oasis del espíritu.
Para Cuenca mi devoción y el himno de sinceridad y de lealtad que para ella emana mi incensario.”



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JULIO ENRIQUE MORENO



Sociólogo distinguido que en este campo ha dejado obra de notable mérito. Representando al liberalismo, que le tenía entre sus más altos exponentes, tuvo notable figuración política habiendo por poco tiempo encargándose de la Jefatura del Estado.


EL AMOR A LA TRADICIÓN.-   La Patria es, ante todo, una historia conocida y amada en común y el civismo consiste, especialmente, en saber arrancar de las tradiciones alientos de perpetuidad. Por eso, he considerado siempre que los pueblos azuayos son modelo y ejemplo en la formación del sentimiento de amor a la Patria: tienen la pasión de sus tradiciones y el culto de sus grandes hombres.”


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GENERAL ANGEL ISAAC CHIRIBOGA



Es figura que destaca no sólo en la carrera militar sino también como atinado diplomático e historiador de reconocido merito, teniendo especial labor sus estudios e investigaciones sobre la batalla de Tarqui.



GRANDEZA Y HERMOSURA DE CUENCA Y LA PROVINCIA DEL AZUAY.-     Es admirable la grandeza de la provincia azuaya. Cuenca es una ciudad castellana de aquellas que quedan pocas en América. Los encantos de su belleza sólo pueden ser comparables a los de las ciudades españolas: Granada o Sevilla. Sus campos siempre floridos, donde la Primavera ha establecido sus reales, incitan al ensueño, a la oración y al canto. Al recorrerlos, pensaba en los deliciosos cármenes moriscos de la España legendaria. Allí, la gentileza y la cultura marchan armónicas: en ella están los más elevados exponentes nacionales en la Letras, en la Poesía, en la Historia, en la Diplomacia y en las Artes…
Cómo no exponer la virtuosa galanura de la bella y espiritual mujer azuaya, sutil, inteligente, airosa como las flores de sus campos, y diáfana y pura como las aguas de sus ríos, Ellas, como la Laura del Petrarca, la Margarita de Goethe, la Graciela de Lamartine y la María de Isaacs, son las dulces inspiradoras de sus bardos y poetas. Se diría que cada una de ellas es una fuente de amor y poesía, en que vive y palpita el alma misma de esa maravillosa Arcadia de los Andes, y porque son ingenuas y románticas, acaso no han proscrito aún la escala de seda, las serenatas a la luz de la luna, las rejas floridas… Cuenca es la ciudad luz y armonía, dotada de los más preciosos dones de la naturaleza, clásica y legendaria en todas sus manifestaciones”.



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PADRE REGINALDO MARIA ARIZAGA



De la orden de Predicadores se ha distinguido por su labor en el campo de la crítica literaria habiendo juzgado la personalidad y la obra de poetas y literatos del Ecuador y de América.



CUENCA.-      Cuenca, surgió a la vida independiente, con un caudal del riqueza espiritual, para cooperar a la consolidación firme y robusta de nuestra nacionalidad ecuatoriana, aportando para ella, el concurso de su pluma, espada y lira, puesto que esta triple aureola; vino circundada desde el día de su nacimiento a la vida autónoma. Y esa misión presidencial, trazada por el dedo de Dios, en la ruta de los pueblos arrancados del tutelaje de la Corona de España, ha sabido en todo tiempo cumplir de modo sobrehumano, al par que enaltecería con sus hechos maravillosos, dignos de los inmortales clarines de la epopeya. ”


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MIGUEL ALBORNOZ

El Doctor Albornoz se destacó como una de las figuras más notables del liberalismo que postuló como candidato a la Presidencia de la República. Fue, además un intelectual y poeta de prestigio.

CUENCA, CIUDAD UNIVERSITARIA.-        Esa capital azuaya parece fue construida con universitarios presentimientos. Quién sabe si aquel inescrutible señor Gil Ramírez Dávalos, halló una deliciosa superioridad doctoral en el río de razonar constante y el paisaje abierto como libro. Así, tal vez, guarda alguna impresión traída desde Salamanca, ese conjunto de claros y balcones, de muros enjabelgados y de torreones de metafísicas agudezas. Debe de ser por todo esto que la ciudad se ha difundido en torno al claustro del alma mater; y, por ello también que mantiene tradiciones de vieja hospitalidad castellana. Ciudad universitaria, o mejor dicho, universidad hecha urbe.”



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LUIS ROBALINO DAVILA


Notabilísimo historiador y diplomático. Fruto de sus investigaciones históricas son los diez y más volúmenes en los que juzga la historia republicana del Ecuador, teniendo mérito excelente su biografía de don Gabriel García Moreno. Hasta el final de su larga vida el Señor Robalino Dávila guardaba especial aprecio y admiración a Cuenca.



CUENCA! CIUDAD UNIVERSITARIA.-           Avalorando la importancia de un centro cuyo ambiente sea única y exclusivamente intelectual, he pensado en lo hermoso y útil que sería crear en el Ecuador una ciudad universitaria. Cuenca fue la ciudad que se presentó a mi espíritu como la elegida para sede de aquella Universidad de mi ensueño. Está situada en una fértil y riente planicie, cruzada por ríos que se deslizan tranquilos, sin la impetuosidad de los torrentes que bajan de los Andes en otras regiones de mi país. A 2.581 metros sobre el nivel del mar, goza de un clima paradisíaco, sin frío ni calor. Cuenca ha conservado su ambiente de ciudad hidalga, habitada por familias patricias, amantes de sus tradiciones. Su vida sencilla y patriarcal tiene sugestión irresistible; allí hay cristianos viejos y gentes austeras y noblotas. Las faenas agrícolas y la industria de sombreros de paja son las ocupaciones de sus moradores. Los señores consagran su tiempo a la vigilancia de sus haciendas y al cultivo de las Letras. Cuenca, que posee una Universidad ilustrísima, ha dado al Ecuador algunos de los hombres más notables que tiene su literatura. Allí nacieron: Fray Vicente Solano, polígrafo asombroso; don Antonio Borrero, historiador y escritor de alta valía, que sucedió en la Presidencia de la República a García Moreno; familias de hombres de letras, tales como los Arízaga, Malo, Matovelle, Córdova, de los que salieron escritores, oradores, diplomáticos; poetas de la suavidad de Miguel Moreno y de la alta inspiración de Luis Cordero, otro Presidente que fue del Ecuador. Y vive aún (en 1927) en el apacible solar cuencano, amándolo y enalteciéndolo, el doctor Honorato Vásquez, poeta, internacionalista, diplomático, profundo conocedor de los problemas internacionales de mi patria. Vive, asimismo en Cuenca, el grande, el inmenso Remigio Crespo Toral, crítico de vasta envergadura y uno de los escritores más ilustrados de América. Y viven los hermanos Cordero Dávila, dignos sucesores de su ilustre padre don Luis, y toda una brillante pléyade de jóvenes poetas y literatos que trabajan y producen siempre. Todo ello constituye para Cuenca del Ecuador nobilísimos títulos que le hacen acreedora a ser un día la ciudad Universitaria, la Salamanca ecuatoriana.”