"El ingenio
creador, Juan Stiehle, era alemán. Y tan solo llegó de la comunidad del
Santísimo Redentor. “El Hermano Juan” como se le llamaba simplemente. Pero el Hermano
Juan Stiehle tenía dentro la chispa del ingenio. Si en Alemania no dejó obra
imperecedera, la dejó aquí en Cuenca, la ciudad que quedó consagrada a la
Virgen Inmaculada, desde el instante en que se puso la primera piedra de La Catedral. El Hermano Juan, humilde como un puñado de modestia, un guión negro
de silencio, debió un día concebir el milagro, y lo concibió, como una Campana
que resonase para siempre lo que sus labios nunca pronunciaron; como una rosa
gigantesca que asciende de la tierra al cielo por lo que su cuerpo nunca se
levantó, hundido en su sencillez. Era artista y era santo: por eso compuso La
Catedral, figura de eternidad, como quien pronunciase avemarías"
Luis Moscoso
Vega.
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“Esta populosa y extensa comarca del antiguo Azuay, ha visto
con asombro la vasta e intensa campaña de religión y de cultura de los
Religiosos Redentoristas. A ellos se debe la transformación de Cuenca, de sus
usos y costumbres y la total evangelización de los habitantes de los campos.
Los padres han enseñado prácticamente la arquitectura, los métodos agrícolas,
la horticultura; han contribuido a incrementar industrias y oficios. Desde sus
claustros se dirigió la construcción de la suntuosa catedral de esta ciudad
cuyo arquitecto fue el eminente profesional Hermano Juan Stiehle”.
“Eminente profesional que no solamente nos dio la noción de
lo que era el arte monumental, sino que depuró el gusto, aun para las
construcciones privadas y ordinarias. A lo largo de nuestras calles se ven
enfilando viviendas modernas en que es imposible desconocer la influencia estilística
del Hno. Juan Stiehle”.
Sr. Remigio Crespo Toral
en EL PROGRESO, 1992.
Cuenca - Ecuador.
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“Dios mismo nos envió al religioso tan modesto, como
inteligente y hábil. Al humilde y benemérito Hermano Redentorista Juan Bautista
Stiehle. Su nombre deberá grabarse un día en letrasdeoro sobre la fachada de la
nueva catedral”
Cuenca; Obispo Manuel
María Pólit Lasso, 1908.
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“Dibujante Benedicto, paciente, nimio, consagrado, hace de
cada boceto una obra de arte eximio, más si se valoriza haberlo ejecutado
cuando la ceguera ya impedía al dibujante realizar a plenitud lo que su
habilidad innata y su pasión misionera extraían de su hontanar artístico. La
vocación redentorista fue vivida por este humilde Hermano en una actitud misionera permanente… Se conoce
que su humildad fue tanta, que la figura del simple hermano acrecentó el
sentido cristiano de la verdadera fraternidad, siendo ella un mensaje misionero
de cada instante y fuerza edificadora de la comunidad. Tan humilde como eficaz
misionero, tan silencioso como fecundo constructor comunitario”
Alberto Luna Tobar, arzobispo
emérito de Cuenca.
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