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lunes, 4 de noviembre de 2019

Biografía del Fray Vicente Solano, Cuenca de los Andes. ·Ecuador


Fr. Vicente Solano nació en esta provincia, por los años de 1771 á 72. Fue hijo legítimo de D. Tomás Solano y D.ª María Vargas Machuca, ambos de origen español. Después de aprender de su padre las primeras lecciones de Gramática, entró, á la edad de nueve años, en el noviciado que entonces había en el convento de San Francisco de esta ciudad, donde estudió Gramática y Filosofía bajo la dirección de los PP Calis y Segura. Tuvo por maestro de novicios al R. P. Fr. Mariano Váscones, y por condiscípulos, entre otros, á los célebres PP. Pazmiños, hijos de este lugar, uno de los cuales, Fr. Manuel, hizo en Lima una lúcida oposición á la cátedra de Filosofía del Convento máximo de aquella ciudad, del cual vino al de ésta, en donde murió á tiempo que dictaba un excelente curso de Lógica en el Colegio Seminario.

                La aplicación del P. Solano era tal, que no dejaba el libro de la mano, ni á las horas de comer; nunca se le veía en el claustro, ni fuera de él, porque todo el día lo pasaba en la Biblioteca del convento. Profesó en esta ciudad, después de concluido su curso de Filosofía, pasó, en 1809, á la Recoleta de San Diego de Quito, donde estudió Teología bajo la dirección de los RR. PP. Herrera y Sanz; y, concluído este estudio, se opuso á la cátedra de Filosofía, cuya enseñanza tuvo á su cargo, durante tres años, en el mismo convento de San Diego.

La vida que llevó en Quito fué semejante en todo á la que llevó en Cuenca. El estudio, la oración, el cumplimiento de sus deberes religiosos, eran su única ocupación, y no tenía más entretenimiento que pasear, de cuando en cuando, por los alrededores de Quito, dando muestras, desde entonces, de un espíritu sagaz y observador. Enemigo de la superficialidad, nada estudió por compendios, sino por obras que arrojasen suficiente luz sobre las materias que se proponía conocer á fondo.

Concluido el curso de Filosofía, le ordenó de Presbítero en 1814 ó 15 el Ilmo. Sr. D.r. D. José Cuero y Caicedo, y poco después regresó á su ciudad natal, sin poder satisfacer el vehemente deseo que tenia de ir á emplearse, cual otro religioso de su mismo nombre é instituto, san Francisco Solano, en la conversión de los infieles. El P. Solano no pidió con instancia, tanto á la autoridad eclesiástica como á la civil, que le expidieran el título de misionero, porque el instituto que había abrazado y su misma vocación lo llamaban á desempeñar el sublime ministerio del apostolado; pero los acontecimientos políticos de aquella época le impidieron llevar la luz del Evangelio á las remotas regiones del Oriente, donde hubiera prestado inmensos servicios á la religión, la patria y la ciencia.

No pudiendo ser misionero en Oriente, vino á serlo en Cuenca. Aquí pasó la mayor parte de su vida predicando con el celo y la unción de un Apóstol, y escribiendo con el nervio y la erudición de un distinguido apologista de la Religión. Sólo de tiempo en tiempo se retiraba á la hacienda La Papaya, situada en la provincia de Loja, provincia muy querida por el P.Solano, porque era el teatro de sus correrías científicas. Visitó también, á poco de haber llegado de Quito, la histórica Cajamarca, de donde era cura un hermano suyo, el Dr. Miguel Solano.

Pobre, obediente, y casto; desinteresado, caritativo y abnegado, el P. Solano fue el verdadero discípulo del Serafín de Asís. Enemigo de los honores, de los empleos y de las dignidades, no aceptó, sinó por poco tiempo en 1826, el cargo de Guardian del convento de esta ciudad. Posteriormente fue nombrado varias veces Provincial de su Orden, y últimamente Obispo auxiliar del Ilmo. Sr. Plaza; pero nunca se resolvió á admitir esos destinos, porque, si él tenía ambición, no era de honores ni de mando, sinó de ser útil á la religión y á la patria, consagrándose al estudio de las ciencias sagradas y profanas.

En 1858 decía en el n.º 34 de La Escoba, correspondiente al 3 de Febrero, hablando de su obispado: _ <”Cuando la Asamblea de Guayaquil se dignó honrarme con el nombramiento de Obispo auxiliar del Ilmo. Sr. Plaza, renuncié, como era debido. Dicho señor Obispo me instó para que no diera este paso, ofreciéndome la mitad de su renta, á fin de que le ayudara en su ministerio pastoral. Muchos amigos míos fueron del mismo parecer, haciéndome ofertas muy lisonjeras. Nada pudo resolverme á la admisión de un cargo que he mirado siempre con terror. Así es que renunciaría mil veces, si otras tantas se me propusiera.

¿Por qué? Me dirán algunos. Si yo les digo que me juzgo indigno de tan alto ministerio, tal vez replicarán que eso es llevar la humildad hasta la Coquetería, como decía Fontenelle, hablando de las demostraciones que hizo Fenelón cuando fue censurada su obra de las Máximas de los Santos. Por tanto, dejo esta causal, que para mí es muy poderosa, porque para conocerme no necesito ser humilde: bástame ser racional.

            No sería fácil dejar mi método de vida, para entregarme al laberinto de negocios de un obispado, y me sucedería lo que al sabia Huet que, habiendo sido hecho Obispo contra su gusto, se encerraba en su biblioteca y ponía un familiar en la puerta. A éste le preguntaban los que querían ver al Obispo: _ ¿Podemos ver á su ilustrísima?_ >Está estudiando respondía el portero.> Esta fórmula se usaba casi todos los días, hasta que uno, lleno de incomodidad, le contestó: <Nosotros queremos un Obispo que haya estudiado, y no que ahora venga á estar estudiando.>
El amor a las ciencias es incompatible con los negocios, tanto temporales como espirituales, cuando son impuestos por obligación: yo podría citar muchos ejemplos tomados de la historia, á más de lo que sucedía al sabio obispo Avranches. En los tiempos calamitosos, se aumenta mucho más la aversión á las dignidades y empleos, en los hombres dedicados á la cultura de las ciencias”.>

La intriga, la doblez, la falsía, eran incompatibles con el carácter grave y austero del sabio franciscano, enemigo de la lisonja, de la adulación y de la mentira; vicios propios de esos seres miserables que no conocen el valor de la dignidad humana, ni la importancia de la santa libertad cristiana.

Accesible á toda clase de personas, el rico y el pobre, el sabio y el ignorante, el noble y el plebeyo, hallaban en él cuanto buscaban: luz para su inteligencia, paz para su corazón, tranquilidad para su conciencia. La conversación del P. Solano era variada, amena é instructiva, como sus escritos. Sencillo y natural, nunca hacia alarde de su saber; el hombre instruido, lo mismo que el rústico campesino, podían acercársele con la seguridad de no verse humillados por el orgullo y vanidad que suelen tener los sabios, cuando su ciencia no está apoyada en el santo temor de Dios.

Causa admiración que un religioso franciscano, que había pasado casi toda su vida en un país donde, hasta 1818, no se enseñaba más que latín y algo de Teología moral, y donde, por lo mismo, era muy difícil instruirse, se hubiese proporcionado obras que le suministrasen profundos y variados conocimientos en los más importantes ramos del saber; conocimientos  que ninguno, á lo menos que nosotros sepamos, ha tenido en el Ecuador.

Mientras defensores de la Religión, _decía en la contestación que dio a la Censura que el Sr. Araujo hizo del Opúsculo sobre predestinación,_ no reunan la bella literatura y las ciencias naturales á la Teología, es tiempo perdido el que se emplee en escribir fárragos para persuadir á los incrédulos> Y cabalmente esto fué lo que el P.Solano ejecutó al pie de la letra. Él conocía la lengua y literatura latinas, lo mismo que la lengua y literatura castellanas, como conocía también la francesa é italiana; escribía en el idioma de Cicerón con la misma precisión y propiedad que en el de Cervantes; había hecho un estudio detenido y concienzudo de la historia natural; el derecho público, en sus diversos ramos, no le era desconocido; y en cuanto á las ciencias eclesiásticas, sus conocimientos eran tan profundos, que bien podríamos llamarle el teólogo del Ecuador.

                No es de extrañar que, con estudios tan varios, con talento claro y penetrante, temperamento fogoso, imaginación viva y ardiente, el P. solano fuese un rival temible en las luchas literarias. Infatigable para la polémica, pronto en la réplica, fecundo en la argumentación, invencible por su lógica severa, conciso y claro en su estilo, satírico y picante á veces, el autor en quien nos ocupamos, era considerado, generalmente, como un formidable atleta en el palenque literario. Midió sus fuerzas con los primeros escritores de su patria y con escritores extranjeros tan afamados como D. Antonio José Irisarri; y nunca fué vencido por ellos.

 Todos los que conocieron el distinguido mérito del P. Solano le tributaron el honor que los pueblos cultos y los hombres ilustrados ofrecen siempre á la virtud y al saber. Monseñor Cayetano, conde Baluffi, primer Delegado Apostólico en Nueva-Granada, y posteriormente Cardenal, sostuvo una larga correspondencia con el P. Solano, cuyo talento reconocía y admiraba (1). El sr. Luna Pizarro, arzobispo de Lima, tan célebre en la historia política y eclesiástica  de la república del Perú, le invitó para que no se trasladara á aquella ciudad, á fin de ocuparle en la defensa de la religión y en la predicación, ofreciéndole una cuantiosa renta; pero el humilde franciscano prefirió la obscuridad de su celda al brillo y esplendor de una Corte como Lima. Otro eclesiástico, aun más distinguido, el Dr. Doctor José Ignacio Moreno, sabio autor de las Cartas Peruanas, Arcediano de la misma Catedral, tuvo una alta idea del P. Solano, á quien reputaba una de las glorias del sacerdocio americano.

Pero no sólo los teólogos y canonistas reconocían el saber de nuestro teólogo y canonista: también los literatos tributaban homenaje al claro mérito de nuestro literato. Los Sres. Juan María Gutiérrez y Rufino Cuervo, argentino el primero y colombiano el segundo, muy conocidos ambos en la república literaria, fueron por algún tiempo corresponsales del P. Solano, y en su correspondencia, que sentimos no poder reproducir, se encuentran rasgos que honran sobre manera al literato del Azuay. El Dr. Dr. José María Torres Caicedo, antiguo redactor de El Correo de Ultramar, escritor muy popular, tanto en Europa como en América, llamó al P. Solano “hombre eminente por su talento, ilustración y virtudes” Igual elogio le han hecho en Chile, donde han reproducido algunos de sus escritos; y el poeta ecuatoriano, Sr. D. Juan León Mera, le dedicó una de sus más hermosas poesías.




  (1).- Hé aquí, entre otras, dos cartas de aquel sabio Prelado

__ <R.P.Fray Vicente Solano.- Imola, 20 de Enero de 1847. _Muy estimado Padre y de mi mayor aprecio: Su carta de 8 de Junio del año pasado de 1846., llegó á mis manos cerca de la Pascua de Navidad, es decir, cuando después de haber sido destinado por el Padre Santo para Obispo de Imola, como su inmediato sucesor en esta Silla, me llegaba de Roma el aviso de que me había nombrado Cardenal de la Santa Iglesia. Si V. supiese las atenciones que tienen los Cardenales en la época de su promoción, estoy cierto que no extrañaría que no le haya contestado hasta ahora: mas, ahora que tengo promoción para cumplir con ese deber, no dejo de hacerlo, dándole las más expresivas gracias por la obra intitulada Máximas, Sentencias, etc., que V. se sirvió dedicarme. La leí con inmenso placer, quedando muy satisfecho de los bellos pensamientos de que está llena, y del magnífico estilo, propio de todas sus producciones, que en la literatura española tendrán siempre muy distinguido lugar. Me complazco también de que sus trabajos sean siempre dirigidos al sostén de los buenos principios y al servicio de Dios y de su Santa Iglesia. Mucho desearía otro ejemplar de las Máximas, etc., y por eso le suplico que lo remita al Ilmo. Sr. Garaicoa obispo de Guayaquil, presentándole mis respetos, y rogándole, en mi nombre, que aproveche de algún buque que de aquel puerto salga para Génova, de donde por el correo pueda enviármelo acá, á Imola._ Las noticias que usted me ha comunicado con respecto á ese país, las he agradecido mucho, y mis opiniones sobre los puntos que toca están muy acordes con las de usted. – Le apreciaré mucho que V. se sirva saludar de mi parte al Ilustrísimo Carrión cuando le escriba. Yo aprecio mucho á ese hombre, por su firmeza de carácter y por las demás prendas que lo recomiendan. _Si una ú otra vez tuviese la bondad de darme noticias del Ecuador y demás Repúblicas de América, se lo estimaré. _Quedo de V. muy afecto amigo y S. S._ Cayetano , Cardenal Baluffi, Arzobispo de Imola>




<<Muy R. P. Fray Vicente Solano._ Imola, Enero22 de 1848. – Querido amigo: Recibí su carta muy apreciable de 8 de Septiembre del año pasado con el cuaderno de Máximas y el otro sobre Jesuitas, como también la carta que le escribió al señor Presidente  Roca; me complazco por los buenos sentimientos de éste, pues podemos esperar que cumpla con sus deberes con respecto á la Religión, y su influjo puede ciertamente producir un bien duradero en esa República, sin embargo de que hay mucho que temer por los esfuerzos que el infierno hace en todas partes. Muy bien se condujo usted escribiendo algo en defensa de los Jesuitas, ó más bien, parece que Dios nuestro Señor le inspiró eso para que los americanos tengan un preservativo contra los libros que en Francia é Italia los combaten. _ La guerra que se les ha declarado, especialmente en Italia, es quizás más atroz que la que tuvieron que sostener en el siglo pasado. Un sacerdote de ingenio superior y perteneciente al Claro piamontés, aunque se halla ahora en París, Vicente Gioberti, escribió seis volúmenes, en donde, aunque repita lo que se ha dicho y confutado mil veces, por el atractivo de su estilo, y especialmente por un carácter de novedad que se halla en aquella obra, cuyo título es El Jesuita moderno, y, sobre todo, porque halaga las pasiones del día, es leída de todos, y es causa de una espantosa é injustísima persecución contra aquella Orden, que tanto mereció por sus constantes servicios á la Iglesia._ Agradezco en mi corazón los parabienes por mi ascenso á la púrpura, y los agradezco mucho más por venir de una persona como V. á quién aprecio y estimo infinito._  Le estimaré que V., de cuando en cuando, se sirva imponerme del curso que tomen los negocios religiosos y políticos de ésa y de las demás Repúblicas de América, pues la memoria de los países de mi antigua Legación apostólica está grabada en mi alma, y el interés que tengo por ellos es inmenso._ Mande V. como guste á su apreciador y verdadero amigo._ Cayetano, Cardenal Baluffi. >>_





jueves, 17 de octubre de 2019

DECRETO DE LA ESCOBA {1}



NOS La Escoba, camarera mayor de los Papas, de los Emperadores, de los Reyes y de todos los grandes y pequeños de la tierra, etc. Etc. _Considerando que es de nuestra obligación barrer al mundo de toda inmundicia física, moral y política, por cuanto Dios nos crió para este objeto desde el momento en que Eva comió la manzana y ensució el mundo; y considerando también:

1º- Que aunque nos propusimos barrer a todos los tontos, conviene conservar algunos, por ser animales muy útiles en la sociedad, haciéndolos servir según las necesidades y capacidades de ellos.
2º- Que habiendo muchos libros, cuya utilidad con f casi nadie la percibe.;
3º- Que todo el mundo se halla con el scribendi caccetes de Juvenal, o prurito de escribir; por el cual han de publicar una necrología o negrologia;
4º- Que todos quieren reformar y no ser reformados.

Hemos venido en decretar, y decretamos lo siguiente

Art. 1º. Algunos tontos podrán libremente escribir contra el diezmo, porque siendo su abolición un perjuicio notable al Estado, que participa de una porción considerable, sólo pueden atacar la renta decimal los tontos y bisoños en materia de hacienda. Así que, tales enemigos pueden divertirnos, y no causan perjuicio alguno.

Art. 2º. Se conservarán en las poesías del Dr. J.J. Olmedo las epístolas de Alejandro Pope, traducidas del inglés en verso castellano por dicho Doctor, por cuanto nos gusta el deísmo de Pope. También en la obra intitulada: Lecciones de política, por el Dr. Luis Fernando Vivero, se conservará el capítulo 11º., lecciones 1ª. Y 2ª., por contener principios muy buenos a favor de la fe, y por esta razón no se mudará el título de Lecciones de Política en Lecciones de impolítica. Igualmente ordenamos que los que padecieren de insomnios lean la obra del Dr. Francisco de Paula Vigil, por ser  un excelente soporífero; cuidando, sí, de no leer más que tres o cuatro hojas para conciliar el sueño; porque, de otra suerte, el exceso de este narcótico causaría la perdida de la vida.
Art 3º. Todo el que perdiere su padre, madre, hijos, parientes, amigos, sirvientes, etc.etc., está obligado, dentro del término perentorio de veinticuatro o treinta horas, a escribir un elogio de los finados. En él habrá hipérboles, mentiras, y un estilo hinchado. 
Y {…} 


(1)     Periodico que redactó el Padre Solano de 1854 a 1858 (N. de los EE)

domingo, 13 de octubre de 2019

MAXIMAS, SENTENCIAS Y PENSAMIENTOS. {T-U-V-W-Z}


{T}

Tiempo.- El tiempo y la eternidad son dos círculos concéntricos que abrazan el mundo visible y el invisible.

   Menos malo es disipar el dinero que el tiempo.


Tirano.- El tirano es el fruto de la abyección de un pueblo.

Una nación abatida, cuando quiere deshacerse de un tirano, crea otros.

Tontos.- Los tontos son necesarios en la sociedad, como las sombras para la perfección de un cuadro.

Traidores.- Los traidores son como los niños, que se asustan cuando los sorprenden en alguna travesura; pero nunca se enmiendan.

Tribunos.- Los tribunos romanos eran despreciables y contenían los excesos de la aristocracia y del Senado, porque se apoyaban en el pueblo. Los tribunos americanos se apoyan en la prensa, y el pueblo los conoce y los desprecia. De aquí resulta que algunas veces atacan la aristocracia, y otras la lisonjean. Quieren extinguir la clase privilegiada de los militares y se valen de ellos para una revolución o para tener empleos.


{U}


Universidad.-  Si quieres graduarte, dice un escritor, no te faltará universidad silvestre en que te digan: accipiamus pecuniam et mittamus asinum in patriam suam. Las universidades silvestres causan más daño a la literatura y a las ciencias que los bárbaros del Norte cuando declararon la guerra contra ellas en las provincias meridionales de la Europa.

   Se venden grados en algunas Universidades como se hace con los efectos en un mercado; con esta diferencia: que el vendedor de grados es un ridículo y los otros no lo son.


{V}


Valor.- El valor es una virtud que no teme el peligro sino cuando está remoto.

Vasallo.- El vasallo es infatuado; el ciudadano es loco; el hombre religioso es cuerdo. El primero tiene puesta su esperanza en el palacio; el segundo en el pueblo, y el tercero en el cielo.

Vejez.- El mayor castigo de los vicios de la juventud es la vejez, y el premio más grande de la virtud de la juventud es la vejez. ¿Y puede haber hombre más respetable que un anciano virtuoso? Este, por su sabiduría, es un oráculo, la imagen de la eternidad de Dios. Antiquus dierum . . . capilli capitis ejus quasilana munda. (Dan).

Vengativo.- No hay espectáculo más bello para el vengativo, que el enemigo muerto.

Verdad.- Si la verdad fuera vestida, todos la desnudarían para verla; pero siendo ella desnuda, cada uno quiere vestirla a su gusto.

    Tertuliano decía que la verdad se hallaba siempre entre dos ladrones, aludiendo al suceso del Calvario. ¿El Ecuador será la verdad entre la Nueva Granada y el Perú, que tienen usurpado el territorio por el Norte y por el Sur?

Vicio.- Jamás quiere el vicio presentarse con su propio ropaje,, sino con el de la virtud. Las costuras, el corte, el color de estos ropajes son los mismos; pero la materia es distinta. De aquí resulta que los que saben discernirla  no se dejan engañar de la apariencia.

Vida.- La vida no es otra  cosa que un apoyo para saltar de la cuna al lecho de muerte.

   La vida no es más que una escuela en que aprende el hombre su miseria: la ultima lección es la miseria.

¿Por qué se ama tanto la vida? Porque le es prohibido al hombre existir eternamente en este mundo. 

Si estuviese condenado a vivir para siempre, sus deseos serían al contrario.

La vida es como la moneda, que circula entre todos; pero que pocos la emplean bien.

Virginidad.- La virginidad es una con dos respectos: virginidad solitaria y virginidad social o matrimonial. La primera representa la unidad de Dios; la segunda la Trinidad de personas: padre, madre, hijo. La iglesia prefiere la virginidad solitaria porque, prescindiendo de otras razones, lo primero que es la unidad de Dios: credo in unum Deum . . . Jesucristo, enseñando la forma del bautismo antepuso la unidad de Dios a la Trinidad: baptizantes eos in nomine . . . La unidad de Dios ha sido conocida de todos los pueblos de la tierra antes de la Trinidad: es el atributo más sencillo, y por consiguiente el más acomodado a la capacidad del hombre. La naturaleza misma tiende a la unidad: todo es uno en su línea; muchos en numero, y una sola cosa con relación al sistema de la naturaleza. Es, pues, la virginidad solitaria el símbolo de la unidad de Dios, y de la unidad de la naturaleza.

Virtud.- La virtud es el antídoto contra el veneno de la mala fortuna.

  Las virtudes son la escala por la cual se sube al cielo, como la que vio Jacob. Nadie sube una escala sin agobiarse; así el hombre va por la escala de las virtudes, agobiado con el peso de las tribulaciones.

Una virtud no repara todos los daños causados a ella por el vicio opuesto a ella.

   El vicio comienza deleitando, y al fin molesta; la virtud molesta al principio y al fin deleita. El hombre prefiere el deleite presente al futuro: véase por qué el vicio tiene más secuases que la virtud. 

¿Y qué es lo que suple la falta de deleite, cuando se comienza a practicar la virtud? El premio. Luego una sociedad en que no se premia la virtud, o se premia el vicio, carece del único resorte que hace a los hombres virtuosos.

¿Tienes virtudes? –Procura ocultarlas. La virtud se evapora en la publicidad, como un licor espirituoso en el aire. Por esto decía un filósofo de la antigüedad: “Jamás he vuelto a mi casa conforme salí de ella”-.

La virtud pobre vive en el santuario; la virtud con dinero en el mundo.

Voltaire.- Voltaire miraba la religión como el templo de Salomón y las pirámides de Egispto. Llamaba iglesia de aldea al templo de Salomón; y a los egipcios pobres albañiles.


{W}


Washington.- Washington habría sido menos célebre, si hubiese libertado su patria en este siglo. Toso su mérito consiste en haber ejecutado con prontitud lo que en ambos hemisferios proyectaban los sabios.


{Z}


Zelo.- No hay cosa que pida más discreción que el zelo. Los padres a sus hijas y los maridos a sus mujeres, no deben dar a entender el por qué de su zelo. Obrar de otro modo es incitar el objeto de que se quiere apartar.

    Los literatos son más zelosos de su ingenio que las mujeres de su hermosura.

Dedicado a Karen Torres por su amable paciencia, presencia y su fiel atención. 

fray vicente solano: MAXIMAS, SENTENCIAS Y PENSAMIENTOS: {q-r-s}


{Q}

Quimeras.- Tres quimeras hay en el mundo, que miran como posibles los atolondrados y politicastros: una sociedad sin religión, una religión sin sacerdocio, y un sacerdocio sin privilegio.

{R}

R.- Nadie quiere pronunciar larga la R.

Razón.- La razón y la fe son inseparables. Dios ha dado la razón para conocer la fe; y la fe para dirigir la razón. De ambas se puede decir lo que Jesucristo dijo del matrimonio: Quod Deus conjunxit homo non separet.

   Solamente dos hombres tienen razón: tú, y el que piensa como tú; los demás deliran.

Reformadores.- Santo Domingo y San Francisco fueron reformadores del siglo XIII; y no fueron rivales. ¿Por qué Lutero y Calvino, reformadores(según ellos lo decían) del siglo XVI, Voltaire y Rousseau del siglo XVIII, fueron rivales encarnizados?

Religión.- En materia de religión cada uno quiere seguir su parecer, como se arregla por su reloj para medir el tiempo. La opinión es el reloj de las doctrinas.

  Los que hablan de religión, fundados sólo en su ingenio, sin contar con el auxilio de la gracia, yerran o exponen a errar. De aquí vemos que unas veces hablan bien y otras mal, según las circunstancias. En una palabra: la religión en el hombre es como una planta, que no prospera si no recibe la luz del cielo, aunque el terreno sea feraz.

   Hay muchos discursos a favor de la religión, pero ninguno me parece comparable a este hermoso verso de Corneille, que contiene, en pocas palabras, cuanto se puede decir sobre el espíritu, la fuerza, la divinidad, la dulzura, la paz. . . de la religión:

    Elle n´en veut q´aux dieux, et non pas aux mortels.
      (POLYEUCTE, act. 1º, esc. 3ª).

Una religión que arrostra a los dioses y no a los débiles mortales ¡ah! ¡qué idea tan sublime! Una religión que derrota a los dioses y protege a los hombres: ¿ha inventado jamás la imaginación del mejor poeta de la antigüedad? Una religión que persigue el error y no al que yerra, ¿puede ser más natural al hombre, ni más digna de ser deseada y protegida? El infierno, la política de Roma, la filosofía de Atenas, la ferocidad más que brutal de las naciones bárbaras, el error convertido en divinidad - … véanse los dioses, estos colosos formidables, que con un soplo, con la palabra, ha pulverizado la Religión.


La religión tiene muchos defensores; pero pocos amadores.

Dos cosas no se pueden encontrar fuera de la religión revelada: salvación y poesía.

Repúplica.- Una república rica es una dama que está en vísperas de contraer matrimonio con un monarca.

   En los congresos de las repúblicas americanas entran muchos diputados con tufos de grandes patriotas; y luego, por sus moras particulares, se abaten en el lugar que ocupan, como aquellos diablos grandes de Milton, que por estar con más comodidad en el parlamento del infierno, se trasformaron en pigmeos.

  La república colombiana era una obra de perspectiva, que de lejos parece una piedra preciosa por su brillo; pero de cerca vale muy poco.

Revolución.- Hay ciertos hombres que en las revoluciones atraen la atención, como aquellos cuerpos arrebatados por las inundaciones; los cuales, sin estas circunstancias, nada tienen de particular.

   De todas las revoluciones de nuestra América, una sola ha sido popular: la de la Independencia. Las demás han traído su origen de los cuarteles o de tribunos imperitos.

Reyes.- El rico y el pobre piensan siempre ensanchar sus posesiones. Los unos con guerras, y los otros con pleitos.

Rico.- El rico y el pobre no tienen más que dos objetos visibles. El rico no ve sino su dinero, y el pobre su necesidad.

Ridículo.- Lo ridículo hace parte de la especie humana, como lo animal y racional; y aquél es más ridículo, que piensa no serlo.

Robo.- Todos roban: unos la literatura, otros la ciencia, la hacienda . . . pero el ladrón más temible es el que roba la fama.

{S}

Sabios.- Cuando algunos sabios hablan disparates con magisterio, no se da  el nombre de charlatanería, que suena a desprecio, sino el de teorías, sistemas, opiniones; así como el pirata que reprendía los robos de Alejandro, no decía que se llamaban robos, sino conquistas.

Es más temible un tonto sabio que un tonto ignorante. El primero es peligroso; y el segundo, impertinente.

    Hacer sabios a todos y libres a todas las naciones, son dos problemas insolubles, como la cuadratura del circulo y el movimiento perpetuo.

Los literatos y los sabios no pueden prescindir de dos compañeras inseparables: la gloria y la envidia. Este es un efecto permisivo de la Providencia. Si todo fuera envidia, morirían de tristeza. El amor propio es capaz de conducirlos a estos extremos.

  La sabiduría no se encuentra en las academias y en las bibliotecas, sino en la rectitud de corazón.

Sacerdote.- El sacerdote es un poder colocado entre los jefes de las naciones y el pueblo. Se acerca a los grandes por su augusto carácter, y pertenece al pueblo por su humildad.

Séneca.- Séneca era filósofo tocado del spleen; y por tanto nos dejó los siguientes versos, en su tragedia intitulada Troas (Las Troyanas), act. 4º.

                               Dulce maerenti populus dolentum
                               Dulce lamentis resonare gentes.

Al triste le es dulce
Vivir en un pueblo,
Rodeado de penas,
De dolientes lleno

Escucha gustoso, 
tranquilo y sereno, 
de gentes que exhalan suspiros, lamentos,.

Si Séneca hubiese vivido en este tiempo y en el Ecuador, sin duda habría estado como en su centro, disfrutando de tantos dolores y angustias que experimentamos; porque verdaderamente en la época actual, nuestra pobre patria es el populus dolentum del filosofo español. Sin embargo, no habría dejado de reírse algunas veces, asistiendo a las graciosas comedias políticas que se representan entre nosotros.

Silencio.- El que se retira de los hombres, no es por olvidarse de ellos, sino por acordarse mejor: el silencio habla con más elocuencia de las necesidades humanas que el trato y la familiaridad. El retiro es espejo en que se ve todo el mundo moral.

Sistemas.- Los sistemas filosóficos son como los fuegos artificiales que brillan, divierten, y al fin dejan a oscuras.

Sociedad.- Las sociedades políticas son como los frutos, que crecen, maduran y caen, y en este estado cualquiera se aprovecha de ellos. Si los estados Unidos no hubiesen tenido a Washington, no habría faltado otro que derribase el dominio ingles. Si Cromwel . . . . Si César . . . . Si Napoleón . . . .

     En la sociedad humana, lo político, lo moral y lo físico, son distintos, pero inseparables. Lo primero, mira al buen gobierno; lo segundo, a las costumbres y a la religión; y lo tercero, al comercio, a la agricultura, a las artes, etc. De aquí se sigue que una nación sin política es bárbara; sin costumbres y sin religión, es brutal; y sin agricultura y comercio, es salvaje.

Soldados.- El choque entre jurisconsultos y soldados es antiquísimo. Cicerón decía: 

                               Cedant arma togae, concedant laurea linguae.
   Las armas deben ceder a los magistrados sólo: sometanse los laureles a la elocuencia del foro.

Cuando los abogados y soldados degeneran, producen dos males terribles en la sociedad. El abuso de las leyes por los abogados es causa de la anarquía; y del atropellamiento de las leyes por los soldados resulta el despotismo.

Superstición.- Sin duda la superstición es mala; pero algunas veces puede ser peor no tenerla. El supersticioso no pierde los sentimientos de religión; el que ataca la superstición no por orgullo camina al ateísmo. Es más fácil la conversión del primero que la del segundo.

sábado, 5 de octubre de 2019

Máximas, Sentencias y Pensamientos {N-o-P}


N

Nación.- Tres algos hacen la prosperidad de cualquiera nación:

Algo de piratería, algo de infidelidad, y algo de conquista. Los romanos y cartagineses comenzaron con estos algos, y se acabaron por exceso. Algunas naciones de Europa tienen también estos algos; y se acabaron como los romanos y cartagineses.

   Dos naciones se distinguieron mucho en la antigüedad: Grecia y Roma. Otras dos hacen un gran papel en la época presente: Francia e Inglaterra. Comparadas estas últimas con las primeras se hallarán muchos puntos de relaciones. El francés tiene la versatilidad ateniense; el inglés, la obstinación romana. La Francia presenta la literatura griega; la Inglaterra la sabiduría romana. El teatro francés tiene la abundancia y las gracias del teatro griego; el inglés, un no sé qué de austero y sombrío, como el romano. El Gobierno francés participa bastante del juicio y popularidad del Areópago; el Gobierno inglés parece un sucesor legítimo de la política y aristocracia del Senado romano. Los griegos fueron los maestros de los romanos; la Francia ha sido el modelo de la civilización actual de Inglaterra. Sin Descartes no habría habido Newton. Carlos II llevó a su patria la delicadeza de la Corte de Luis XIV, y todo el siglo de este Monarca fundó la sociedad regia de Londres; y desde entonces comenzó a desaparecer la austeridad, y aún se puede decir la rusticidad que habría introducido Cromwel con su protectorado.

   Las naciones que comienzan, son como los niños, a quienes no se les puede dar lecciones largas y abstractas. Tal fue el pensamiento de Franklin, cuando publicó en los Estados Unidos sus célebres máximas y sentencias políticas y económicas. ¡Ojalá hubiera muchos que le imiten!

Napoleón.- Napoleón tenía más sed de mandar, que de honor y gloria. Por esta razón se le puede comparar más bien con Gengis Kan y Cromwel que con Washington y Bolívar.

Naturaleza.- La naturaleza es más bien una escuela de teología que de física.

Necio.- Disputar con un necio es exponerse a una aventura, como la de Don Quijote con los molinos de viento.

Nobleza.- La nobleza es como el dinero, que se aprecia más el adquirido que el heredado.


O


Orgullo.- El ignorante sin orgullo es un hombre; el sabio orgulloso es un demonio, y el ignorante orgulloso es una bestia.


P

PAPA.- El que niega la infalibilidad del Papa en materia de fe y de costumbres, es hereje; así como el que da el primer paso para subir a la horca, no es ahorcado.

Partidario.- El partidario busca la verdad; el faccioso quiere sostener su idea a todo trance. El primero es un hombre que puede equivocarse; el segundo es una fiera que sigue con seguridad su presa hasta devorarla.

   Para conocer quién es el partidario y quién faccioso, la mejor regla es la del Evangelio: Ex fructibus eorum cognoscetis eos.

Partido.- Cuando en una sociedad se suscitan muchos partidos, se puede afirmar que ninguno de ellos sigue la verdad. Esta es una; y por consiguiente, excluye toda divergencia de opiniones. Algunos conocerán la verdad, pero nunca podrán formar un cuerpo respetable a favor de ella; así como los navegantes, durante la borrasca, no podrán dirigir la nave por el rumbo que indica la seguridad.

En medio de los partidos, el partido mejor es no tomarlo, y dejar que se destruyan unos por otros. 

Esto es lo que dicta la sana política. Pero la política de Maquiavelo obra de otro modo: ella aviva el Fuego de todos los partidos y adelanta la destrucción de éstos para sacar partido de su ruina. Así Cromwel llegó a dominar a los ingleses atacando en público a los realistas, como republicano; y ocultamente a los republicanos, como defensor del Rey.

Patriotas.- Hay patriotas que hacen más daño que provecho a su patria; son como las nubes tempestuosas, que se deshacen en lluvias, no para fecundar, sino para esterilizar los campos. Si Cartago no hubiera tenido a Aníbal, tal vez ahora hubiese estado en pie.

Muchos se hacen patriotas por mandar y ninguno por obedecer.

Quitad a Mazzini y a Garibaldi sus pretenciones, y los veréis en las filas de los austriacos.
Pensamiento.- Para ser pensador basta tener ingenio; pero para pensar bien, es menester rectitud de corazón. Esta rectitud arregla los pensamientos, como la péndola el movimiento de un reloj.
  
Pensadores.- Hay pensamientos de entendimiento y pensamientos de ingenio. Los primeros son comunes a la especie: los segundos pertenecen a los hombres pensadores.

¿Cuántos pensadores hay en Europa? ¿Cuántos en América?

Contadlos y hallaréis los grados de ilustración de ambos hemisferios.

Periódico.- La multitud de periódicos en un país, prueba más bien el espíritu de novelería que el progreso de las luces.

   Los periodistas son los árabes beduinos de la literatura: cuanto más se multiplican, tanto más roban.

Prensa.- La prensa es un fuego que ilumina y quema. Hace lo primero, si es imparcial; y lo segundo, si procede con parcialidad. La imparcialidad no consiste en no tener partido alguno, sino en que no se sostenga una facción: partido y facción son cosas distintas.

   La prensa, si al menos no dice como Quevedo: Verdades diré en camisa –poco menos que desnudas-, no merece el nombre de republicana. La verdad desnuda conviene a las repúblicas
.
La prensa ecuatoriana ha sido hasta ahora como una vieja regañona, que habla mucho y hace peores a sus hijos y domésticos.

Pobre.- El pobre es la máquina en que fabrica el rico su moneda.
Casi todos se quejan de su pobreza; pero nadie se queja de su ociosidad, o de su disipación, que son el origen de su pobreza.

Política.- El campo de la política tiene tres zonas: frígida, templada y ardiente. Un buen político desecha los extremos y adopta el medio.

La política ecuatoriana, aunque muy complicada, es fácil comprenderla. En el Ecuador no hay más que dos partidos: uno de los engañadores y otro de los engañados. Aquí viene la exclamación de Shakespeare: ¡Poor people! ¡Pobre pueblo!

   La política verdadera se aprende en el estudio del corazón humano; y la escuela de este estudio es su propio corazón.

   La política moderna es como el juego, en que más es lo que se pierde que lo que se gana.

 La política quiere gobernar el mundo por el interés; la religión por el amor. Los vínculos de la primera son facticios; los de la segunda están en la naturaleza del hombre. Véase por qué es necesaria la religión en las sociedades.

La política quiere hacer ricos por la ciencia; la religión por la limosna: Date et dabitur vobis . . .

Para apreciar a los hombres se necesita un criterio muy fino y delicado: este es el alma de la política; sin él no hay más que errores y equivocaciones en materia de elogios, de gobierno, etc.

La política quiere cierta libertad que no traspase las leyes, ni las observe con bajeza y servilismo. Hoc opus, hic labor est. Esto es muy arduo; y por esto los grandes políticos, tanto antiguos como modernos, han creído ser necesario invocar las luces del cielo por medio de la religión.

Providencia.- Arquímedes no podía mover el globo terráqueo con su palanca, por falta de un punto de apoyo. El Cristianismo ha sacado el mundo de la moral de su centro, porque tiene su palanca y su punto de apoyo: la divina Providencia.

Proyecto.- No hay proyecto, por más arduo que sea, que no le parezca fácil al que ve la ejecución. De aquí nace el desprecio o la indiferencia de los ignorantes por la obras más ingeniosas.

Publicista.- Los publicistas son los médicos de las sociedades políticas; ellos matan más que curan, como los médicos del cuerpo.

Pueblo.- Di a los pueblos en qué consiste su verdadera felicidad, y te tendrán por un predicador de vejeces. Proponles una paradoja, un disparate, una teoría. . . y te mirarán como a un grande hombre,  digno de ser escuchado. Los pueblos, pues, son como los niños, que aman un juguete y desprecian una obra maestra de pintura o escultura.

La popularidad, por lo común, es honrosa; pero jamás la populachidad. (1)

El pueblo no necesita tanto de ciencia, cuanto de religión y moral.

(1): Popularidad viene del pueblo; y populachidad de populacho.

MÁXIMAS, SENTENCIAS Y PENSAMIENTOS {L-M}





L

Leguleyos.- Rocafuerte ha dicho: El título de abogado es una patente de corso. Este es un insulto al cuerpo de los abogados. Si él hubiese contraído su pensamiento a los leguleyos habría dicho una verdad.

   Los leguleyos no pueden ser buenos políticos, porque, esclavos de las fórmulas legales, ellos las aplican bien o mal a los casos prácticos.

Leyes.- ¿Quién manda en Esparta? –dijo un extranjero a un espartano- La ley, contestó éste. –Pero la ley puede ser mala, y entonces ¿Qué ventaja reporta la sociedad? –Más tolerable es la fuerza de la ley, sea como fuere, que el capricho despótico de los gobernantes.

   El magistrado dispone de la ley; es que tiene dinero, de la ley y del magistrado.

Las leyes físicas son las leyes de los cuerpos, y la ley natural es la ley de los espíritus.

Más fácil es que haya cuerpos sin leyes físicas que espíritus sin ley natural.

 Es tan necesaria la ley a los seres, que hasta el mismo Dios está sujeto a una ley, que es su esencia inmutable.

Libertad.- La libertad es la piedra filosofal de los publicistas.

 Los que pretenden abatir el despotismo y plantar la libertad sin tener virtudes, son como los que quieren derribar un árbol inmenso sin ver el lado por donde puedan ser oprimidos.

Libro.- El medio más seguro para juzgar del ingenio de cualquiera es presentarle un libro: según el trato que le diere, está resuelto el problema.

   Los libros son al ingenio lo que las joyas a las mujeres: realzan la belleza, pero no la dan.

   El que publica un libro y tiene bastante amor propio, no hace sino buscar su mortificación. Las críticas no le gustan; y cuando no las hay, el libro no sirve de nada.

   Si la Biblia no fuese revelada, no habría obra como ella. ¡Qué poesía! ¡Qué historia! ¡Qué moral! Dirían. Sin la revelación ambos Testamentos serían unos libros divinos. La impiedad declama contra la Inquisicion y condena la Escritura in odium auctoris. ¿Cuál de las dos Inquisiciones es la detestable?

  Los libros sagrados serían divinos para ciertos hombres, si no fuesen divinos.

   La naturaleza es un rico museo y la Biblia es su historia. Son dos libros escritos por la sabiduría eterna, el uno a los sentido y el otro al entendimiento. ¡Infeliz del que no lee en estos libros el nombre de su autor!

Luz.- Las mariposas nocturnas llamadas falenas, huyen de la luz del sol y buscan la llama de una vela, en que mueren. Así algunos hombres aborrecen la brillante luz de la religión y pierden su vida entre las débiles luces de la ciencia humana.



M



Maestro.- Hay dos clases de maestros: unos que enseñan a los que no saben; y otros a los que saben. 

Enseñar al que no sabe es obra de misericordia: enseñar al que sabe ¿qué será? El mundo está lleno de maestros de esta segunda clase; mientras que son poquísimos los de la primera.-

Magistratura.- Cuando la magistratura y la abogacía se miran como un oficio y no como una profesión, la justicia es el reo y el verdugo las leyes.

Matrimonio.- El matrimonio es santo, y por lo mismo está lleno de trabajos.

Maridos, amad a vuestras mujeres, dice el Apóstol; y lo mismo dice el mundo. El uno por la virtud y el otro por el vicio.

Medicina.- Quitad de la medicina las drogas y quedará tan pobre, que raras veces se manifestará en público.

  La medicina cura el cuerpo y no tiene reglas tan fijas como la filosofía cristiana, que cura el alma.

Mentira.- La mentira es muy fecunda: si echas una, verás nacer innumerables.

   Tres clases de hombres se han hecho dueños de la mentira: los mercaderes, los viajeros y los historiadores.

Místicos.- Los místicos son unos químicos espirituales que, analizando el tiempo, tienen por resultado la muerte y la eternidad.

Monarquía.- En las monarquías representativas los grandes se hacen populares, como los que se acercan a un animal para atarlo.

    En las monarquías absolutas los grandes son, respecto del pueblo, lo que en la aritmética los números respecto del cero.

Moral.- La moral profana sufre mediocridad; la moral evangélica es como la poesía, que exige siempre lo perfecto, lo óptimo, lo sublime. ¡Si paulum a summo descessit, vergit ad imum! (Horat).

   No hay más que un médico en el mundo: la moral.

Muerte.- El féretro es la cuna de la inmortalidad, como la cuna es el féretro de la vida moral.

   La muerte es como el cráter de un volcán en acción, que visto de lejos no infunde terror, y a veces causa placer. Pero su cercanía hace temblar al más intrépido.

 No hay cosa más triste que la muerte: pocos saben aplicar las reglas a los casos prácticos; y por esto hay pocos que sepan morir bien.

   Si quieres morir de hambre, dedícate a la literatura y hazte crítico.

Mujeres.- Un filósofo de la antigüedad decía: “Si no hubiese mujeres nuestra conversación sería con los dioses”. Este es un disparate como si una mujer dijese: “Si no hubiese hombres nuestra conversación sería con Dios”. La miseria de la especie humana no consiste en la diversidad de sexos, sino en el abuso de las inclinaciones naturales.

Mundo.- El mundo aprecia al que le desprecia, cuando éste lo hace por humildad y no por orgullo.

   Todas las ciencias tienen sus problemas insolubles; pero el problema más arduo es el de la ciencia de los mundos, que consiste en querer hacer de este valle de lágrimas un lugar de delicias.

   En la medalla del mundo el anverso mira a Dios y el reverso al diablo. Por esto no pueden sufrir los hombres, ni la virtud ni el vicio en superlativo grado; y se avienen muy bien con una mezcla de de virtudes y vicios. Pedro invoca la religión como una cosa necesaria para vivir en sociedad. ¡Verdad! ¡verdad! Exclama la multitud.

Pero ¿qué religión?  -La religión católica, apostólica, romana.- ¡Abajo Pedro! –Juan dice: “No se necesita religión alguna para establecer la sociedad: todas las religiones son picardías, y nada más” –Unos pocos le aplauden; pero éstos no componen el mundo.

-La multitud grita: ¡Qué impiedad! ¡Abajo Juan! – “La religión es necesaria, y cada uno traiga a la sociedad la que profesa, o la que quiere profesar: tolerémonos todos”. Véase aquí una mezcla de virtud y de vicio más monstruosa que la figura descrita por Horacio en la primera página de su Arte poético.

  La última catástrofe del mundo consistirá, según está anunciada, en que el hombre sólo gobernará al hombre.- 
El Antecristo.