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domingo, 28 de julio de 2019

LA PRIMERA IMPRENTA ECUATORIANA



DURANTE el coloniaje fue instalada en Ambato la primera máquina impresora; esa máquina que, en cierta forma, hace diariamente el milagro de multiplicar las ideas, para ofrecer a los hombres todo cuanto significa saber.

Fue en el año de 1755, que sobre el lomo de lentas mulas, salvando obstáculos, atravesando montañas, destrozando malezas del trópico, había llegado, tras lento y cansino peregrinar, la maravillosa máquina, cuyos secretos mecánicos eran bien conocidos por el jesuita Bertoldo Schartz.
Efectivamente, fue Schartz el primer impresor que tuvo la Presidencia de Quito, siendo difundido posteriormente su arte al quiteño Raimundo de Salazar, impresor de las *Primicias de Quito”.

De Schartz se desconoce los datos biográficos; sin embargo se cree que tuvo igual suerte que sus hermanos de la Compañía de Jesús; abandonar las tierras de América y buscar en el Viejo Mundo, tal vez en Italia, un albergue, para ver correr sus postreros días del ostracismo, rememorando los jardines floridos, los umbríos huertos y la aldea en trance de ser Villa de Ambato, y en donde quedaba como herencia y buen pronóstico la primera imprenta, de la que el desterrado, en sus iniciales días, sacó las primeras fojas de papel, fragantes a fresca tinta y llenas de pensamientos dedicados a amar y defender la libertad.


BERTOLDO SCHARTZ es el iniciador en propagar las letras; es el forjador del arma mortífera contra la opresión y la ignorancia. Ambato le cuenta entre sus glorias, porque él encendió la tea que irradió luz por medio del papel impreso.

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